Por Carlos Tórtora.-

La determinación del gobierno de intentar una contraofensiva electoral se materializó ayer con un paquete de medidas económicas destinado a alentar el consumo en la clase media. Es prematuro hablar del impacto político de las medidas pero sí se puede precisar que la batalla decisiva se dará en el segundo cordón del conurbano, que es donde el Frente de Todos alcanzó diferencias de hasta 30 puntos que aumentaron los números de su triunfo global. En este punto, la realidad es que los dos protagonistas centrales del oficialismo, Mauricio Macri y María Eugenia Vidal, viven situaciones distintas. El presidente cree que es posible descontar no menos de 6 puntos en la diferencia de 32 a 47 que hoy tiene con Alberto Fernández. De conseguirlo, el macrismo quedaría a menos de 10 puntos del Frente de Todos y se asomaría agónicamente a un ballotage que, sin duda, será también desesperado. Pero a la gobernadora no le caben estas esperanzas. En Buenos Aires no hay ballotage y descontarle a Axel Kicillof los 18 puntos que le lleva es una utopía. O sea que Buenos Aires está perdida para el macrismo. Esto explica la calma con la que Vidal se reunió con su equipo de gobierno y la poca disposición para volver a entrar en batalla. De hecho, Horacio Rodriguez Larreta ha pasado a ser el jefe político de Vidal, aun cuando en las formas todo seguirá igual hasta que ésta entregue el gobierno. Para el jefe de gobierno porteño, el 32 por ciento obtenido por el novato Martín Lammens le augura un ballotage nada sencillo. La caída del bastión porteño retrotraería al PRO a la situación del 2007, 12 años atrás, cuando no controlaba ningún distrito del país.

Bajando candidatos

Volviendo a la tumultuosa contraofensiva que monta Macri, éste se comunicó por teléfono con José Luis Espert para exhortarlo a que actúe con responsabilidad en la primera vuelta. Un mensaje similar habría recibido Juan José Gómez Centurión. Entre éste y Espert suman un 5 por ciento que el macrismo considera votos propios. Escenificando una opción de vida o muerte entre la república y el autoritarismo, Macri podría intentar que Espert y Gómez Centurión bajen sus candidaturas. Mucho más complejo es el panorama que afronta Roberto Lavagna, que tiene un electorado más complejo. Los votantes peronistas de Lavagna estarán próximos a ser succionados por la aspiradora de Alberto F y, por supuesto, muchos lo ven a él como futuro ministro de economía.

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