Por Guillermo Cherashny.-

El acuerdo que sellaron Daniel Angelici y Enrique Nosiglia tiene el aval total de Mauricio Macri, quien quiere sumar todo lo posible para ganar en primera vuelta en el 2019 aunque no logre solucionar los problemas económicos, como la inflación, donde ya agitó la bandera blanca y dejó el dígito anual para la próxima presidencia. No sólo cambió la meta de inflación porque no podía domarla sino porque la economía atraviesa un relativo estancamiento en los meses de octubre y noviembre, que piensa superar con una baja de tasas del Central y «un poquito de inflación», para crecer al 3% en el 2018, porque como venía la economía en número era entre 2 y 2,5%.

Sin embargo nadie le garantiza ese crecimiento y quizás, por el contrario, una baja importante de la tasa de LEBACs le provoque una suba fuerte del dólar. Pero el principal activo que tiene el presidente para ganar el 2019 es la división del peronismo, ya que el cristinismo, o sea Unidad Ciudadana, logró que los intendentes del GBA acepten un frente único para ganarle a Macri. Pero los gobernadores del PJ, en su gran mayoría, buscan candidato para perder y Sergio Massa, por ahora, rechazó una reunión con Cristina, pero la coincidencia del interbloque UNA con Unidad Ciudadana por el rechazo a la reforma previsional se profundizará con la oposición a la reforma laboral, aunque los sindicalistas apremiados por el Gobierno con la amenaza de meterlos presos o divulgarles los bienes los obligue a claudicar y aceptar esa reforma, como Hugo Moyano, que el martes reabre el Sanatorio Antártida y Macri se quedó en Cumelén y por tanto tiene excusa para no aceptar la invitación.

Pero aunque la CGT acepte la reforma laboral y Pichetto la apoye en el Senado, en Diputados, UNA y Unidad Ciudadana darán batalla como contra la reforma previsional.

Así las cosas, la Cámara de Diputados será el campo de lucha entre el gobierno y el peronismo con el interbloque Argentina Federal sin saber si actuará de acuerdo a sus principios peronistas y apoyará la ética de la responsabilidad que le impongan los gobernadores y un sector del sindicalismo temeroso del gobierno.

Share