Por Carlos Tórtora.-

Las encuestas propias que maneja la mesa chica del macrismo reflejarían que el descontento de la clase media urbana -para empezar los porteños- está en alza y rápidamente. El reciente fallo de la Corte Suprema limitando los alcances del tarifazo del gas evidencian que Ricardo Lorenzetti y sus pares también se manejan con números y que el horizonte electoral porteño tiene sus propios nubarrones. Es conocida la afirmación de que si la ultima campaña electoral correspondiente a la segunda vuelta para jefe de gobierno hubiera durado 15 días más, el candidato de ECO Martín Lousteau podría haber doblegado a Horacio Rodríguez Larreta. El fantasma de Lousteau vuelve a sobrevolar entonces para el año que viene. Es que el actual embajador argentino en Washington recibió en las últimas semanas a dirigentes de distintos partidos de centro izquierda, incluyendo algunos radicales, que lo instaron a que patee el tablero y aproveche los crecientes problemas del PRO en Capital.

Esto es, que deje la embajada, se presente el año que viene encabezando una lista para diputados nacionales y derrote al oficialismo, lo que lo colocaría en la pole position para ser Jefe de Gobierno en el 2019, teniendo en cuenta que Horacio Rodríguez Larreta, por razones de salud, no se presentaría a la reelección y sería en cambio premiado por Macri con una senaduría nacional.

Una salida dudosa

Para el presidente y su entorno, una derrota en el bastión central de su fuerza sería una señal contundente de que el PRO entraría en un rápido eclipse.

Castigado por distintos reveses y por la extrema lentitud con la cual la economía da signos vitales, Macri se habría tomado muy en serio la amenaza de que Lousteau se presente en el cuarto oscuro el año que viene. Así es que, durante el último viaje de éste a Buenos Aires, le habría ofrecido un acuerdo a mediano plazo cuya respuesta Lousteau todavía no habría dado. El mismo consistiría en que el PRO le garantizaría al actual embajador ser el candidato a jefe de gobierno oficialista en el 2019, a cambio de que no se presente el año que viene para diputado y que continúe cumpliendo funciones en Washington. Una promesa bastante fuerte, ya que todos saben que Lousteau, de llegar al gobierno local, no se sentiría comprometido en lo más mínimo con la línea de funcionarios que el dúo Macri-Rodríguez Larreta instalaron desde el 2007.

Como suele pasar en estos casos, no son pocos los que le hablan al oído a Lousteau para recordarle que las promesas tan a futuro suelen ser palabras que se las lleva el viento y que la Casa Rosada podría olvidarse del acuerdo una vez que consiga lo que quiere: que él no sea candidato a diputado.

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