Por Carlos Tórtora.-

Pese a que su estilo lo lleva a tomar distancia de la política partidaria, a la cual prácticamente nunca se refiere, Macri no está para nada inactivo y su objetivo es ganar las legislativas del año que viene. Es que sabe que, si las pierde, el PRO se enfrentará a un tembladeral difícil de sostener que puede poner en riesgo la gobernabilidad. Habría dos problemas en especial que le preocupan al presidente (fuera, claro está, de la Provincia de Buenos Aires) y éstos son la carencia de figuras del PRO con peso electoral propio en Córdoba y Santa Fe. En esta última, él mismo exilió con gusto a Miguel del Sel, enviándolo como embajador a Panamá. Y en la provincia mediterránea, el macrismo depende de un radical, el Ministro de Comunicaciones Oscar Aguad. En ninguno de los dos casos le resultaría fácil a la Casa Rosada encabezar una lista para diputados nacionales exitosa, teniendo enfrente a figuras como Omar Perotti, que fue construyendo un peronismo post cristinista.

Así es que el presidente está avanzando sobre distritos más chicos, a falta de poder resolver los grandes. Un caso típico es San Luis, el feudo de los hermanos Rodríguez Saá. En febrero pasado, quien fuera el gobernador delegado de los Rodríguez Saá los últimos cuatro años, Roberto Poggi, se separó del partido de éstos, Compromiso Federal, y armó su propio monobloque en la Cámara de Diputados de la Nación. Ahora Macri vio la grieta, lo llamó a conversar y Poggi estaría dispuesto a ser el portaestandarte del PRO en territorio puntano. Con excelentes números en las encuestas, sobre todo entre los jóvenes, el ex gobernador podría ser el liquidador de un viejo feudo que, por otra parte, ya no da para más. Enterados de la operación en marcha, los Rodríguez Saá se la vieron venir y le hicieron llegar a Macri una contrapropuesta: que la Casa Rosada se quede con la totalidad de los candidatos de Compromiso Federal, con tal de que los deje ser reelectos a Adolfo y a Liliana Negre de Alonso.

Liquidar a los viejos

La tendencia natural del macrismo apunta a terminar de liquidar a la vieja dirigencia del PJ por una razón práctica: pactar con los Poggi o los Perotti no tiene costo alguno para el gobierno pero los Rodríguez Saá, como José Manuel de la Sota o el mismo Daniel Scioli son, a juicio del PRO, aliados demasiados costosos por su alto grado de imagen negativa.

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