Por Guillermo Cherashny.-

Está claro que la situación del ministro Jorge Triaca afectó la imagen presidencial para los encuestadores oficiales, ya que agregó la medida de prescindir de la función pública de los parientes de los ministros que tanto ruido vienen haciendo en Twitter desde hace tiempo y que tuvo su pico con la designación de la hermana del ministro en el directorio del Banco Nación y de su mucama y su cuñado en la intervención en el SOMU, gremio donde 260 personas y encima perdieron las elecciones con un dirigentes cercanos a Hugo Moyano, de ahí la obsesión contra el camionero, entre otras razones.

Anunció el congelamiento de los sueldos de los ministros y supresión de algunas secretarías de estado, varias subsecretarías y direcciones, todas ellas creadas por este gobierno hace dos años.

Estos anuncios demuestran que el presidente no pudo mencionar ninguna inversión extranjera directa -que tanto necesita el país-, por lo cual su gira europea fue mucho ruido y pocas nueces.

Luego en un reportaje radial con Jorge Lanata, disparó contra Hugo Moyano intimándolo a que se presente a la Justicia y que se metió con su padre de 87 años.

Moyano contraatacó diciendo que él atacó a su madre jubilada de 100 años y que siempre se presento a la Justicia y que nunca tuvo justicia express como la que tiene el presidente.

Es evidente que entre el presidente y Moyano se declaró una guerra que ya no parece tener arreglo y que se dirimirá el 22 de febrero cuando el gremio camionero haga su movilización acompañado por otros gremios y sectores políticos, lo que se convertirá en una marcha contra la política económica del gobierno. El gradualismo del presidente tiene todos los días un nuevo crítico entre los más destacados economistas del establishment, ya que ninguno de ellos avala este déficit fiscal ni la tasa de inflación.

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