Por Guillermo Cherashny.-

Tal como están las cosas en Santa Fe, al no haber aceptado el Tribunal Electoral el pedido del PRO y del Frente para la Victoria de abrir todas las urnas, es obvio que la situación empieza a inclinarse a favor del gobierno provincial. En otras palabras, que las chances de Miguel del Sel de ser electo gobernador se reducen significativamente. Pese a su parquedad en público, éstos y otros hechos lo obligarían a Mauricio Macri a tomar distintas iniciativas. El jefe del PRO le sigue enviando emisarios al intendente de San Miguel, Joaquín de la Torre, y figura del Frente Renovador, proponiendo que Sergio Massa se baje de la carrera presidencial. A cambio, el PRO contendría a los principales candidatos renovadores en sus listas y apoyaría a los 17 intendentes de Buenos Aires que le quedan al tigrense. Sin embargo, en Tigre hay consenso en el sentido de que no existe ninguna posibilidad de acuerdo en estos términos. Esto sólo hubiera sido posible si Massa y Francisco de Narváez hubieran acordado participar en una interna contra María Eugenia Vidal. Para los massistas, aceptar bajarse de las presidenciales para apoyar a Macri como presidente y a Vidal como gobernadora sería too much, como suele decir Cristina.

Por su parte, hoy Massa debatirá con De la Sota y, como dijimos ayer, la esperanza volvió a surgir en UNA. Influye en este cambio de perspectiva la derrota de Miguel del Sel, ya que es muy difícil que se dé vuelta el resultado favorable a Miguel Lifschitz en el recuento provisorio. Ahora los renovadores esperan el domingo los resultados de la elección Mendoza, donde concurren como aliados de la triple alianza. Allí el senador Adolfo Bermejo, del Frente para la Victoria, recuperó terreno y estaría apenas 1,3% abajo del radical Alfredo Cornejo. Si éste llegara a perder, esto impactaría fuertemente en la oposición, aunque más especialmente en Ernesto Sanz y Macri, artífices de la Convención de la UCR en Gualeguaychú.

Cisnes negros es lo que sobra

Una señal de que Mendoza puede convertirse en otra Santa Fe la dio Julio Cobos, quien felicitó a Lifschitz por su cuestionado triunfo. Tal vez Cobos esté arrepentido por no haber sido el candidato a gobernador de Mendoza, teniendo mayores posibilidades de ganar que Cornejo, que aparece comprometido. Aparte de intentar arreglar con el massismo sin Massa, la mesa chica del PRO tiene sus esperanzas de que un cisne negro complique las chances de Daniel Scioli. Por ejemplo, que Cristina lo quite del medio a Scioli dejándolo fuera de carrera o que designe como sucesor a Eduardo Wado de Pedro e imite a Macri, que impuso a Rodríguez Larreta sobre Gabriela Michetti, con gran éxito. Otro cisne negro que aguarda con ansiedad el PRO es que Jorge Lanata difunda el domingo próximo revelaciones sobre el caso Báez que compliquen a la presidente. O que Alejandro Burzaco, que ya está colaborando con la justicia de Nueva York desde un hotel cuatro estrellas en Bolzano, complique seriamente al gobierno en el FIFA-Gate. O bien que el caso Nisman aparezca de nuevo en primer plano. Aunque hay que reconocer, dados los antecedentes en otras campañas electorales, que ninguno de todos los escándalos mencionados y ni siquiera todos ellos juntos influirían decididamente en las urnas.

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