Por Carlos Tórtora.-

Mauricio Macri y Patricia Bullrich firmaron un manifiesto titulado “Que la pandemia no sea un pretexto para el autoritarismo” que fue impulsado por la Fundación Internacional para la Libertad (FIL) de Perú, presidida por el Nobel de Literatura, el ex escritor Mario Vargas Llosa.

La reaparición de Macri tendría que ver con los matices que está experimentando el humor social. Por ejemplo, la aparición de las primeras encuestas, en las cuales la preocupación por el coronavirus es superada levemente por la preocupación por la situación económica.

Pero la vuelta al protagonismo de Macri -que se activaría en los próximos días-también se vincula con los tropiezos experimentados por Horacio Rodríguez Larreta.

Errores

El jefe de gobierno porteño se lanzó el último mes a probarse el traje de jefe de la oposición apoyado en su buena relación con la Casa Rosada, que le permite impulsar una crítica light. Sin embargo, dos factores le jugaron en contra imprevistamente. A partir de la escandalosa compra de barbijos a 3000 pesos la unidad, quedó expuesto todo el sistema de compras del Gobierno de la Ciudad y se esperan nuevas revelaciones sobre sobreprecios alarmantes en distintos rubros.

Y a renglón seguido, Larreta cayó en el autoritarismo que ahora critica Macri al disponer el permiso para que los mayores de 70 años circulen por la vía pública. La masiva reacción contra una medida inconstitucional deslució a Larreta y le ganó la antipatía de un sector que representa un tercio de la ciudad de Buenos Aires.

“Horacio es un gran administrador pero no tiene liderazgo político”, comentaron en las oficinas de Macri, donde se entusiasman con el panorama que se presenta. El macrismo ortodoxo cree que, de persistir la actual tendencia de contagios de coronavirus, la inexistencia de un pico y el aplanamiento de la curva obligarán a Alberto a aflojar la cuarentena durante mayo, lo que trasladará el eje hacia la situación económica, que estaría signada por el inminente default argentino.

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