Por Guillermo Cherashny.-

En el superdomingo con elecciones en Capital, Córdoba, La Rioja, La Pampa y Corrientes es muy probable que el PRO gane la Capital, pero con muchas dificultades para evitar la segunda vuelta. Si bien ninguna encuesta lo señala expresamente, los porteños que lo quieren a Macri como candidato a presidente le pueden dar un cheque en blanco pero también están los ciudadanos que calculan que todavía pueden quedar cuatro elecciones en la Ciudad y por ahí optan por evitarse alguna de ellas. El triunfo acentuará el carácter capitalino de su fórmula presidencial con Gabriela Michetti. En la sección electoral clave de Buenos Aires, la Tercera (es decir la zona sur), el PRO mide el 22% y cuenta con escasa capacidad de fiscalizar el comicio, porque agrupa en general a voluntarios inexpertos y depende entonces del aparato de la UCR. En cambio, en UNA, el massismo no tiene intendentes pero sí un aparato importante en Avellaneda, Quilmes, La Matanza, Lanús y en la mayor parte de los distritos de esa sección. En lo que hace a la Primera Sección (zona norte) Massa cuenta con la mayor parte de sus 17 intendentes, razón por la cual el tigrense le ganaría a Macri pese a que las encuestas lo dan segundo.

Dudosa polarización

Por otra parte, el jefe de gobierno no cuenta con una ola de entusiasmo como las que impulsaron a Raúl Alfonsín, lo que le resta empuje. En La Plata, por ejemplo, están parejos el massismo y el macrismo y en el interior de la provincia, gracias al aporte del campo, este último sí entraría segundo. Sin embargo, armó mezquinamente las listas de unidad, dándoles escasa participación a los candidatos radicales. Entonces existe la posibilidad de que el centenario partido le dé la espalda en materia de fiscalización en el interior del país, incluyendo Córdoba. El candidato a gobernador Oscar Aguad es un eterno perdedor, con un discurso más identificado con el PRO que muchos macristas. Algunos analistas hasta sostienen que la dupla Aguad-Baldassi quedaría tercera detrás del Frente para la Victoria, aunque la mayor parte de las encuestas la dan segunda. Si esto ocurriera, las chances de Macri para polarizar con Daniel Scioli se reducirían bastante. Algo así ocurrió en el 2011, cuando entre cuatro alianzas se repartieron los votos. Además, aunque esto sea mentira, Macri en el inconsciente colectivo representa la derecha, el ajuste salvaje, la insensibilidad social y un ser nacido en cuna de oro, receta fatal para ser presidente. Es cierto que, hoy por hoy, con ayuda de la UCR, en el conjunto del país el jefe del PRO está mejor posicionado que Massa. Pero si queda en tercer lugar en la provincia de Buenos Aires, no podría polarizar, como sostienen muchos encuestadores para descalificar a Massa. Pesa en esto el antecedente de Santa Fe, donde Miguel del Sel ganaba por paliza y terminó perdiendo por 1500 votos.

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