Por Sebastián Dumont.-

Detrás de la anunciada fractura del bloque del Frente para la Victoria en Diputados se esconde la pelea que se dará el 8 de mayo por la conducción del Partido Justicialista a nivel nacional. Kirchnerismo vs. peronistas en tránsito. En definitiva, eran todos parte de lo mismo hasta hace poco tiempo atrás. Cristina Kirchner quiere que el titular del partido sea su ex jefe de gabinete Jorge Capitanich y los gobernadores, con la coordinación del diputado José Luis Gioja, están mas cerca de apoyar la postulación de Juan Manuel Urtubey. El macrismo se encuentra próximo a esta última posición.

Emilio Monzó recibió con gratitud la confirmación de que el poderío del Frente para la Victoria en Diputados había sido disminuido. La fractura del bloque, que se viene trabajando casi desde el 10 de diciembre, estaba al caer y marca a las claras las diferencias de rumbo que quiere tomar el peronismo tras la derrota electoral.

La ex presidente desde el Calafate avisa que no va a participar de esa interna, pero, por otro lado, manda a que los suyos se la jueguen por Jorge Capitanich, el ex jefe de gabinete y actual intendente de Resistencia. Hasta el propio Julio De Vido levanta el teléfono para exprimir todos los contactos que le quedaron de su relación con intendentes y legisladores en tiempos de reparto de la obra pública. Una vez más, la provincia de Buenos Aires y el conurbano resultan claves para cualquiera que quiera quedarse con el sello del PJ.

El operativo “lavandina” para sacarse de encima la pintura del FPV comenzó hace rato. La primera muestra fue en la provincia de Buenos Aires, donde los intendentes, que en su mayoría llegaron con ese sello, arrancaron el operativo despegue. La discusión del presupuesto de María Eugenia Vidal fue una excusa ideal. Otordoxia K frente a un peronismo dialoguista que Massa les arrebató de arranque y sacó ventaja en ese rol.

La segunda estación fue cuando Juan Manuel Urtubey y Diego Bossio fueron a Pinamar a la casa de Massa para comer un asado y marcar distancia.

El hecho de concretarse la fractura sumó un adicional: se anunció el mismo día que estaba prevista la realización del encuentro del PJ nacional para fijar la fecha de la elección. Es decir, llegaron al encuentro de la noche con las líneas bien marcadas.

Bastante tuvo que ver el PRO en toda esta historia. Lo planteamos ayer, sobre el mejor negocio de Macri que es tener al peronismo dividido en tres partes. El presidente de la Cámara de diputados, Emilio Monzó, trabajó bastante para que eso suceda.

Pero hay un dato elemental que sirve para explicar esta división. Y es la plata para afrontar una elección partidaria de esta magnitud. Se necesita mucho dinero pero hay pocos inversores. ¿El gobierno nacional terminará aportando logística para desnivelar la balanza a favor de Urtubey a cambio de apoyo en el congreso? Es una posibilidad muy concreta.

Una pequeña muestra de ello se observó cuando el propio Macri recibió en persona a dos diputados bonaerenses, Darío Giustozzi y Sandro Guzmán. Ambos forman parte de un bloque nuevo que se apartó primero que todos del Frente para la Victoria. Esto demuestra que el presidente valora todo lo que puede allanarle el camino para avanzar en las modificaciones que necesita hacer. Sabe que está tomando medidas poco populares pero necesarias. Y necesita del peronismo. Como todo presidente, no puede estar ajeno a la interna del movimiento más numeroso en términos políticos. La división lo favorece y, al parecer, ya tendría candidato a apoyar en esa puja. Hoy quedó algo más claro.

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