Por Sebastián Dumont.-

La economía y su rumbo son el punto central para que al gobierno le vaya bien en las elecciones de medio tiempo. Pero donde más flojo está, según las encuestas, es en distritos del conurbano del segundo y tercer cordón. El más profundo, allí donde el kirchnerismo ha marco su huella con el reparto de planes por doquier que Macri decidió mantener, vía Carolina Stanley, ante la posibilidad de un estallido social. El tema es que eso no tributa electoralmente para Cambiemos. Todo lo contrario. Hay otro aspecto que resulta importante. Y es la concreción de las obras públicas. Allí parece enfocado el presidente para levantar la puntería. La preocupación por la ejecución de los presupuestos.

Mauricio Macri se pone al frente de la estrategia del PRO en la provincia de Buenos Aires. A pesar que María Eugenia Vidal mide muy bien, el presidente no está ajeno a lo que pase en el principal distrito del país y sabe que necesita a sus intendentes afilados para sostener los votos en el territorio.

Por tal razón, se mostró decidido a explorar la realidad de cada uno de ellos y los juntó en Tres de Febrero. Sobre todo los del conurbano que son los que aportan mayor caudal de votos. Los jefes comunales no pueden aportar mucho en cuanto a la mejora del bolsillo de la gente de manera directa, pero si dan soluciones concretas a la gente con obras, el humor puede modificarse.

Lapicera en mano y cuaderno para tomar nota, Macri fue escuchando a cada uno de los jefes comunales y exteriorizó su preocupación por el nivel de ejecución de las obras públicas. Es algo que conoce en profundidad desde sus tiempos como jefe de gobierno porteño. Por ahora, pateó las definiciones electorales para más adelante.

Sin embargo, esta decisión de Macri de bajar al conurbano de manera asidua demuestra la necesidad de abrochar lo mejor posible lo propio en dicho territorio. La idea de mostrar un gobierno en movimiento con cuestiones concretas y marcar la diferencia de la realización de obras que el peronismo en muchos años no hizo. La pregunta es si eso alcanzará. No es una fórmula nueva. El kirchnerismo apelaba a las inauguraciones en tiempos de campaña. Aunque muchas veces se inauguraran fachadas o el mismo hospital varias veces. Esa es la lógica que Macri busca romper.

También es cierto que hay una cuestión que preocupa. Muchos de los intendentes son nuevos y aún no encuentran el rumbo en sus gobiernos. En varios casos por la cuestión política que arrastran y en otras porque no han podido armar buenos equipos. Eso tiene una consecuencia. Si no elaboran proyectos, no pueden recibir plata para las obras. Hay ejemplos claros que demuestran al 2016 como un año casi perdido.

Por esa razón, terminan destacándose los municipios que tienen más experiencia. No es casual que macro haya dicho que San Miguel es el distrito que encabeza el nivel de ejecución de obras que proviene de Nación y de Provincia. Pero necesita que el resto de las comunas se pongan a tono. De ello dependerá, en gran parte, que el fantasma de CFK termine de disiparse.

Share