Por Guillermo Cherashny.-

El lunes pasado por la mañana Mauricio Macri, exultante por el triunfo resonante de su “pollo” Horacio Rodríguez Larreta, dijo en el hotel Sheraton que no acordaría con Sergio Massa porque es peronista, aunque luego lo corrigió sosteniendo que no haría alianzas con quienes habían participado de estos doce años de gobierno. Pero ayer, en compañía de Fernando Niembro y Jorge Triaca, visitó la confederación del transporte sin la presencia de Hugo Moyano y se retractó implícitamente de lo dicho el lunes, ya que fue acompañado por dos peronistas. Además, anticipó que, en caso de ser presidente, eliminaría el impuesto a las ganancias y que continuarán las convenciones colectivas de trabajo. Pero la mayor parte de los dirigentes gremiales descreyeron de estas palabras, porque saben que los principales asesores económicos del jefe de gobierno, por ejemplo Rogelio Frigerio y Carlos Melconian, se caracterizan por predicar la austeridad fiscal y no resignarán ingresos. En cuanto a las paritarias, los sindicalistas se inclinan por creer que Macri combatirá la inflación por medio de un shock y que quizá no sólo se congelarán los salarios sino que encima subirán las tarifas. Pero por lo menos el jefe del PRO consiguió que los caciques gremiales lo recibieran de buena forma y de algún modo saben que pueden tener las puertas abiertas de la Casa Rosada si él sucede a CFK.

El año del ajuste

Si algo tienen en claro los sindicalistas es que el 2016 será el año del ajuste, sea quien sea el presidente, y lo que más les importa es que no se pierdan puestos de empleo, más que los aumentos salariales nominales. Como dijimos, Moyano se ausentó del cónclave con Macri porque es hombre clave en la nueva coalición que se denominaría UNA (Unión por una Nueva Argentina) que integran Massa y De La Sota. Éstos anunciarían que competirán por la candidatura presidencial en las PASO del 9 de agosto y que le disputarán el segundo lugar a la triple alianza que lidera Mauricio Macri, quien por ahora lleva la delantera. En su candidatura tiene todos los boletos puestos el establishment y los medios de comunicación más importantes, que ayer desalentaron la posibilidad de que Macri le ofrezca a Massa la candidatura a gobernador de Buenos Aires, porque sabe que se la rechazaría de inmediato y por tanto parecería clausurada definitivamente esa posibilidad. La otra cara de la realidad es que Macri sigue estancado en Buenos Aires. La triple alianza está cerca de derrotar al frente peronista, pero si no lo logra, la frustración podría ser el prólogo de la disolución. Tal vez la que menos riesgo de perder vigencia tiene es Carrió, quien en realidad no aspira a la presidencia y su lucha contra la corrupción no perderá vigencia. Es que la corrupción en la Argentina durará mucho tiempo más.

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