Por Guillermo Cherashny.-

El día que el juez federal Federico Villena ordenó la detención de más de 20 ex agentes y funcionarios de la gestión Macri, el ex presidente, a través de un reportaje de su secretario privado Darío Nieto con el matutino La Nación, tácitamente reconoció que había una organización ilegal de Inteligencia en su gobierno y en principio responsabilizó a la Secretaria de Documentación de la Rosada, Susana Matinengo, al ex Director de contrainteligencia de la AFI, Héctor Dalmau Pereyra, al ex Director de Operaciones Especiales, Alan Ruiz, y espías menores de la AFI, en su gran mayoría oficiales de la Policía Metropolitana.

Decimos en principio, porque su secretario privado, que puso las manos en el fuego por el ex presidente, desconoció a la Martinengo diciendo que no tenía trato cotidiano y dijo no saber si Gustavo Arribas, ex jefe de la AFI, hacía inteligencia ilegal.

Las informaciones que salieron en los diarios y en la televisión hacen imposible que se defienda a esta organización ilegal conocida como Super Mario Bros, porque su existencia parece estar sumamente comprobada y ya había trascendido en el mismo matutino que Macri decía que había grupos cuentapropistas en los servicios de Inteligencia y dependerá ahora del resultado de las declaraciones indagatorias de los detenidos por el juez Villena para ver cómo sigue el proceso y si estos personajes imputan a Gustavo Arribas y Silvia Majdalani, a Germán Garavano o Patricia Bullrich, porque el juez Villena habla de un sistema integral de espionaje ilegal que abarca indeterminados sectores de la administración pública.

Está claro que para el secretario privado de Macri esta causa no es «verdurita», como declaró hace un tiempo Patricia Bullrich, sino que es muy seria y es un golpe muy serio contra la coalición Juntos por el Cambio. «Quieren atacar nuestros valores», declaró el secretario privado del ex presidente refiriéndose a la supuesta transparencia que prometió Macri en su campaña electoral del 2015 y que declamó en sus cuatro años de gobierno, que ahora parece derrumbarse como un castillo de naipes.

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