Por Carlos Tórtora.-

Por primera vez desde que se fundó Juntos por el Cambio, aparecen tensiones que pueden anticipar una crisis inédita en la coalición opositora. La aproximación de Mauricio Macri y Patricia Bullrich a Javier Milei provoca el rechazo de la UCR Y de la Coalición Cívica. Ambos partidos son cuestionados por Milei por su tendencia al estatismo, que los arrimaría, en este sentido, al kirchnerismo. Pero, aunque no lo dicen para no complicar la campaña electoral, los más alarmados son Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal. Ellos ven una maniobra más complicada. Macri empujaría el crecimiento de Milei para ir debilitando a Larreta en su propio distrito y minar así su candidatura presidencial. Tal cual dejan trascender en el entorno de Macri, éste propondría que Juntos por el Cambio mantenga un diálogo formal con el economista liberal, lo que Carrió y los radicales consideran inaceptable. En los últimos días, Patricia Bullrich, por su parte, pareció alejarse algo de Milei, al aparecer en tándem con Gerardo Morales, pero el problema está intacto.

¿Se nacionaliza el problema?

Milei se prepara para poner el pie en la provincia de Buenos Aires y varias más y su método sería intentar fracturar el electorado de Juntos por el Cambio planteando justamente que se debe marginar a la “casta política” opositora. La posibilidad de que el polémico Milei termine absorbiendo a nivel nacional sectores juveniles de la oposición no es para nada inverosímil. Este peligro se neutralizaría si aparece en la foto con Macri y Bullrich, lo que precipitaría un escándalo.

Hasta el momento, Juntos por el Cambio viene creciendo sin que su heterogeneidad provoque una crisis importante. La última incorporación importante fue justamente la de un liberal, Ricardo Lopez Murphy, que optó por un estilo componedor alejado de su discurso duro de otras épocas. Milei aprovechó entonces la no conflictividad de aquél para dedicarse a explotar la brecha existente.

Para el kirchnerismo se abre una esperanza: que esta nueva situación tenga la capacidad de fracturar a Juntos por el Cambio y especialmente al PRO, donde conviven dos líneas con un discurso cada vez más alejado. Si la Casa Rosada convoca al diálogo después del domingo, el debate interno en la oposición podría pasar a mayores. En su previsible rechazo al diálogo, Milei podría ganar más espacio.

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