Por Guillermo Cherashny.-

El casi explosivo debate por la suba del mínimo no imponible del impuesto a las ganancias fue utilizado por el gobierno para estrechar alianzas con los gobernadores, que veían peligrar su cuota de coparticipación en ese impuesto. Y así logró el apoyo de 21 provincias, pero los actores principales fueron Juan Manuel Urtubey y Juan Schiaretti. Pues bien, ayer el presidente le cedió 25.000 millones de pesos a la gobernadora Vidal, con lo cual les pagó de esa forma a los gobernadores que lo apoyaron contra Massa y la CGT.

Hasta ahora sólo Mario Das Neves, de Chubut, le declaró la guerra. Pero está claro que los gobernadores más cercanos al gobierno y que provienen del peronismo están muy molestos. Es lógico que el presidente utilice los recursos nacionales para fortalecer a la gobernadora Vidal en un año electoral como en el 2016 les repartió fondos por un DNU a la Capital y la Provincia. Pero lo importante es que es que ahora Macri se mostró como el Macri que conocían los dirigentes de Boca Juniors, es decir, hace lo que quiere y no negocia. Al mismo tiempo, Nicolás Dujovne, el flamante ministro, habla de bajar el déficit provincial y municipal y de disminuir aportes laborales y bajar los costos del transporte terrestre, con la cual se está incubando un conflicto cuyas proporciones todavía no se han medido.

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