Por Sebastián Dumont.-

Administrar las diferencias. Ésa es la cuestión que cada vez es más difícil de sostener entre la provincia y la nación en términos políticos. Hasta los discursos de apertura del ciclo legislativo fueron motivo de comparación entre Macri y Vidal. Pero lejos está de pensarse en cualquier desprendimiento entre ambos. Por ahora se necesitan y respetan mutuamente. Mucho más hoy Macri a Vidal para poder ganar en la provincia de Buenos Aires. La gobernadora, en los barrios donde hay enojo con el presidente, la rescatan. Se ve con mayor claridad en el conurbano, donde hay una creciente bronca con el jefe de Estado. La gobernadora no quiere demasiadas intromisiones en su territorio de los armadores del PRO. Por eso, es posible que las experiencias de armados paralelos tiendan a naufragar.

Vidal respeta a Macri y a Horacio Rodríguez Larreta. Al resto puede escuchar, dialogar pero nada más que eso como parte de un mismo equipo. Temor a ninguno. La personalidad de la gobernadora es mucho más firme de los que creen que se trata de Heidi. Logra, si, mostrarse como una más entre los ciudadanos bonaerenses. Quizá sea ese su principal virtud en este año donde para que se noten cambios profundos en una provincia destruida, hace falta mucho más.

El tema es como ir administrando las diferencias. Cambiemos es todo un mismo espacio que no buscará diferenciar a la nación con la provincia. Esto provoca incluso que muchos dirigentes del peronismo en voz baja digan que están de acuerdo con Vidal pero que el límite es Macri.

La mandataria lo sabe. Por eso, hace mucho tiempo que se construye el vidalismo que podrá salir a la superficie de manera más contundente en el momento menos esperado.

Si María Eugenia Vidal es quien más mide en Cambiemos, pues ella quiere ser la gran electora en la provincia de Buenos Aires. Por eso no quiere que le impongan armados que no estén bajo su lupa. La incipiente construcción de un peronismo para el desarrollo, de la mano de Octavio Frigerio, padre del ministro del interior, entro en dificultades. Eso no quiere decir que no vaya a participar.

La foto de Eduardo Duhalde al lado de Marcos Peña en la apertura de sesiones dio mucho que hablar. Pero la verdad es que hasta ese día, el ex presidente se mostraba en privado bastante molesto con Macri, pero no con Vidal con la que aseguran mantiene más que fluidas conversaciones. Su idea de armar una lista está más vigente que nunca. Por ahora muestra a su esposa Chiche que quiere ser candidata, pero fuentes de Cambiemos aseguran que terminará el propio “Negro” Duhalde siendo quien se postule. Toda sea para ganar en la provincia y partir a la oposición. O quizá haya algo más.

Otro dato es que Vidal habilitó a que Emilio Monzó ponga las manos sólo en la tercera sección electoral. Hubo varias reuniones entre ellos donde acercaron posiciones. El hombre de Monzó en la provincia es el legislador Marcelo D’Alettto.

A medida que avance la campaña y las definiciones, será más clara esta situación. Si la economía no muestra mejoras reales para el bolsillo de los bonaerenses, administrar las diferencias será cada vez más difícil. Muestra cabal de ello es el cruce de Vidal con Esteban Bulrich por el tema docente. El ministro de Educación era uno de los mencionados como posibles candidatos en la provincia de Buenos Aires. ¿Lo seguirá siendo? Parece difícil.

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