Por Guillermo Cherashny.-

En enero de 1995 la justicia descubrió un importante contrabando de autos por parte de la empresa Opalsen, radicada en el Uruguay, que pertenecía a la automotriz Sevel, presidida por Mauricio Macri, que venía haciendo esa operatoria desde hacía varios años.

Pero la justicia y la DGI no sólo buscaban castigar el contrabando sino que los motivaba otra preocupación adicional. En efecto, en 1993/94 Domingo Cavallo convenció a Franco Macri a asociarse con el correo postal de Canadá y presentarse en la futura privatización del Correo Argentino que, como todos sabemos, estaba colonizado por Alfredo Yabrán, que lo manejaba como si fuera suyo y en favor sus empresas Oca y Ocasa.

Como Yabrán tenía una excelente relación con Carlos Menem y sus ministros y una poderosa influencia en la justicia federal con los jueces Servini y Canicoba Corral, y también con el juez federal Marquevich de San Isidro y con el jefe de «los intocables» Juan Peña, quienes descubrieron el contrabando y los pescaron con las manos en la masa a Franco y Mauricio Macri.

El menemismo, que estaba sorprendido porque Franco Macri era considerado como un amigo y no le gustó nada que un empresario cercano a Cavallo pero también Menem pasara por esa circunstancia, decidió investigar cómo venía la mano. Pero el ministerio del interior y la SIDE estaban desconcertados sobre quién estaba detrás de ese proceso judicial, que era justo pero olía a una venganza empresaria. Así fue que al poco tiempo estalló el escándalo de IBM-Banco Nación, en donde aparecieron los mismo investigadores y salpicaron al propio Domingo Cavallo, quien descubrió que atrás de todo esto estaba Alfredo Yabrán, más conocido como «El Amarillo».

Era obvio que Yabrán no quería saber nada con compartir el negocio del correo, los agarró en falta ante la ley y los expuso ante la opinión pública, por lo cual Franco Macri abandonó su idea de pugnar por el correo. Pero más tarde, cuando se produjo el asesinato del colega Cabezas, «El Amarrillo» se la veía venir y decidió venderle de palabra la privatización del correo a Franco Macri a cambio de 60 millones de dólares que nunca pagó, porque demoró el pago y Yabrán se suicidó al poco tiempo. El empresario postal y mafioso a la vez también era dueño de los negocios del aeropuertos como Edcadassa, Intercargo y el free shop, y a su muerte, el menemismo decidió privatizar el correo y los aeropuertos y los repartió salomónicamente. Así fue como el correo fue parar a Franco Macri, que también pugnó por los aeropuertos, que finalmente se los quedó Eurnekian, el fundador de Cablevisión.

La historia es conocida. El correo se fundió y Aeropuertos Argentinos 2000 siguió ganando aeropuertos en todos el país y en el exterior. Y el Correo Argentino, manejado primero por Franco y luego por Mauricio Macri, se presentó en convocatoria, por el avance de internet. Y hasta ahora no le aceptaron su propuesta de concurso de acreedores por no pagar el canon y, por tanto, fue expropiado por Néstor Kirchner. Y en estos meses, cuando intentó lograr un acuerdo leonino, explotó un escándalo que hizo que la solución se demorara por seis meses hasta después de las elecciones que, si las gana el gobierno, volverían con esa propuesta leonina.

En la licitación de los aeropuertos, Macri se presentó y perdió. Hay empresarios que piensan que el presidente se podría meter en un conflicto de intereses al intentar revocar la concesión a Aeropuertos Argentina 2000, que recientemente recibió una calificación de B más por Standard & Poros, que tiene pocas empresas en el país, con lo cual se presentaría otro conflicto de intereses basado en una vieja venganza.

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