Por Guillermo Cherashny.-

El gobierno festejó la semana pasada junto al gobernador Urtubey la desactivación del proyecto de ganancias aprobado en diputados y se vanagloriaban de alinear a 21 gobernadores de provincia, entre ellos la de Santa Cruz, lo cual demuestra que al gobierno no le da asco negociar con Alicia y Máximo Kirchner como le endilgan a Sergio Massa.

Otro averiado por el arreglo entre el gobierno y la CGT fue Juan Schiaretti, quien apoyó a Urtubey y su complicidad con el gobierno tomando cierta distancia de José Manuel de la Sota, pese a que Schiaretti como diputado presentó un proyecto que eleva el mínimo no imponible en 48.000 pesos. Claro, total los fondos que perdía su provincia lo sufriría De la Sota. Urtubey es un caso muy particular ya que, si bien en su provincia sólo el 2% paga el impuesto por los bajos sueldos, la pérdida por coparticipación no le hacía mella, ya que es una provincia rica, con regalías por petróleo y gas, pero su único objetivo no es beneficiar a su provincia, a los trabajadores o a la Argentina sino a restarle poder a Sergio Massa, a quien ve como su enemigo por la candidatura a presidente en el 2019 y, como se ve, demuestra ser un pigmeo político al tener como objetivo principal destruir a un supuesto enemigo que en realidad es sólo un adversario político y en esto coincide con Mauricio Macri, que también quiere destruir políticamente a Massa, pero por ahora deberán esperar otra oportunidad, porque lo acordado entre el gobierno y la CGT está más cerca de lo propuesto por Massa que en el anterior proyecto oficial. Es cierto que también está lejos del proyecto opositor aprobado en diputados, pero ni Massa ni Pichetto se lo tomaron muy en serio sino solamente para obligar a Macri negociar ganancias cuestión que quería dejar para marzo o abril.

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