Por Carlos Tórtora.-

En medio de la conmoción por una semana agitada en el Congreso, hubo una movida en el seno del gobierno que tiene sus implicancias. Patricia Bullrich apareció indisimuladamente como primera operadora política del gobierno y le adjudican el haber arrimado a la Casa Rosada a los cinco diputados radicales que se dieron vuelta y posibilitaron la ratificación del veto a la ley de movilidad jubilatoria.

La ministra de Seguridad dejó sin desmentir la versión que dieron algunos medios en el sentido de que ella estaría a punto de asumir la Jefatura de Gabinete. El actual detentador de ese cargo, Guillermo Francos, ya no hace esfuerzo alguno para quedarse sino más bien todo lo contrario. Tomando distancia de Javier Milei, el Jefe de Gabinete sostuvo delante de periodistas que los trolls libertarios le hacen mal al gobierno.

La realidad es que Bullrich necesita dar un nuevo salto político. En una semana, en su rol de jefa de la represión, tuvo que hacerse cargo de la golpiza policial a cientos de jubilados hambrientos. Y, como broche de oro, la Policía Federal gaseó generosamente a una nena de 10 años. Con sobrados fundamentos, la ministra pensaría que, así como van las cosas, en cualquier momento deberá hacerse cargo de un muerto, lo que podría acabar con su carrera política.

Pero además, el asesor estrella Santiago Caputo le arrebató a Seguridad la administración de importantes fondos para la compra de equipamiento.

Cada vez más

Bullrich aspiraría ahora a suceder rápidamente a Francos. Esta maniobra no le pasó desapercibida al jefe del PRO, Mauricio Macri, quien creería que este cambio trataría su ya difícil relación con Milei.

El caso es que la ministra le habría asegurado a Milei que ella podría reordenar las relaciones del Congreso con la Casa Rosada.

A todo esto, el PRO se encuentra en estado de guerra interno por este eventual ascenso de Bullrich como primera figura del gobierno.

En los próximos días, Mauricio Macri aparecería para marcarle varios errores al presidente, en lo que muchos ven como advertencias para el caso de que Bullrich suceda a Francos. Como están las cosas en este punto, serían muchos los funcionarios libertarios que prevén un fin de fiesta para el año que viene.

Días atrás, el segundo de Francos, José Rolandi, cometió sincericidio delante de un grupo de empresarios: » si ustedes no invierten ahora, esto se cae», dijo. Éste es el clima en la Casa Rosada.

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