Por Guillermo Cherashny.-

La aparición del cadáver de Santiago Maldonado en el río Chubut causó una gran conmoción en el país que suspendió la campaña electoral de todos los partidos políticos, tapó el pedido de detención de Julio de Vido y la declaraciones del imputado Bogado acusando a CFK de transferir tecnología nuclear a la República Islámica de Irán.

En efecto, si bien la autopsia no comenzó y tardará varios días, en el bolsillo se encontró el DNI de Maldonado, por lo cual ya no quedan dudas sobre la identidad del desaparecido, ahora finalmente muerto.

En Cambiemos sospechan de un «cisne negro» que le plantó el cadáver cinco días antes de las elecciones y el seguro diputado nacional Fernando Iglesias acusó al nuevo juez federal de confraternizar con la comunidad mapuche, lo que demuestra el estado de nerviosismo de Cambiemos reflejado también por las desafortunadas declaraciones de Elisa Carrió, que fueron varias los últimos días, diciendo que estaba vivo y después comparándolo con el congelamiento de Walt Disney, lo que le valió que desde el comando de Cambiemos le ordenaran que no hiciera más declaraciones públicas hasta después de las elecciones.

Es difícil que la aparición del cadáver de Maldonado detenga la ola amarilla y el triunfo de Cambiemos el próximo domingo. Pero no hay duda de que este episodio enturbiará el holgado triunfo que se espera, porque el cristinismo y la izquierda, cualquiera sea el resultado de la autopsia, acusarán a la Gendarmería de cometer un asesinato y al presidente y a Patricia Bullrich de encubrimiento de la Gendarmería, y es muy probable que, por los contactos del cristinismo con los organismos de derechos humanos del continente y Europa, se ataque la figura del presidente como un líder de derecha que reprime a los pueblos originarios y encubre a los autores de tales desmanes.

Aunque esta acusación sea injusta, está claro que el papel de Patricia Bullrich fue respaldar desde el primer momento a la Gendarmería y no se sabe si ella o el gobierno, a través de Twitter, lanzó la hipótesis de que Maldonado se escondió solo en Entre Ríos o Chile, que era un hippie, por el cual no valía la pena preocuparse, y que hay decenas de desapariciones por día.

No obstante, olvidan que la desaparición de Maldonado y su posterior muerte se dieron en el marco de una operación de Gendarmería para desalojar una ruta cortada por los mapuches.

Aunque la autopsia diga que se ahogó solo -hipótesis harto improbable-, la militancia cristinista y de izquierda no lo creerán y armarán una campaña contra el macrismo equiparándolo con el Proceso de Reorganización Nacional.

Como se ve, después de las elecciones el gobierno saldrá fortalecido políticamente por ganarlas pero debilitado por una desaparición y muerte con la cual no tuvo nada que ver, pero la manejó tan mal que pareciera que la encubrió por las desacertadas actuaciones de Patricia Bullrich y Elisa Carrió.

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