Por Carlos Tórtora.-

A horas de asumir la Jefatura de Gabinete, Juan Manzur se quedó con la Secretaría de Medios y Comunicación Pública, a la cual renunció Francisco Meritello. El dato sobresaliente es que esta área, que maneja la pauta de la publicidad oficial, sale de la órbita del Presidente para quedar bajo el control de la Jefatura de Gabinete. Allí asume Valeria Zapesochny, una antigua colaboradora de Manzur. Éste se apropia así, además de una importante caja, de un resorte fundamental para la negociación con los medios. Meritello era un hombre de Víctor Santamaría, quien resulto doblemente castigado porque también fue despedido otro de sus alfiles, el Ministro de Educación Nicolás Trota.

Este avance de Manzur parece indicar que podría convertirse en realidad el pronóstico de que será una especie de primer ministro. Hasta ahora, los jefes de gabinete se caracterizaron por ser supersecretarios del presidente, como lo fue, por ejemplo, Alberto Fernández con Néstor y Cristina Kirchner. Hay que remontarse al primer jefe de gabinete, Eduardo Bauzá, para encontrar a alguien con poder propio en ese cargo.

La impronta hegemónica del tucumano quedó marcada cuando hace dos días citó al gabinete en pleno a las 7 y 30 de la mañana, cuando el presidente no realiza reuniones del mismo.

La otra figura nacional del gabinete, Aníbal Fernández, apenas asumió hizo varias declaraciones políticas -se peleó con Elisa Carrió- que ponen en evidencia que su rol será el de vocero del gobierno en la confrontación con la oposición. En cierto modo, el nuevo ministro le restringiría el espacio mediático al presidente. Una incógnita es cómo funcionará la relación entre Aníbal y Manzur, siendo que ambos tendrán un perfil alto que favorecería las fricciones.

Misiones especiales

Manzur y Aníbal F tendrían como misión prioritaria asegurarle a Cristina Kirchner que no perderá el quórum en el Senado y que revertirá el resultado perdidoso de las PASO en Buenos Aires.

Si los resultados electorales en noviembre repiten los de las PASO, Cristina Kirchner no tendrá quórum propio en el Senado pero podría conseguirlo con el aporte del senador rionegrino Alberto Weretilneck y la misionera Magdalena Solari Quintana. Los gobiernos de Río Negro y Misiones aprovecharán la ocasión para desenfundar viejos reclamos y hacerlos valer.

En el caso de Misiones, el presidente de la Legislatura local, Carlos Rovira, jefe político del frente que gobierna la provincia desde 2003, reclamó el año pasado declarar zona franca su provincia. Había logrado un principio de acuerdo cuando se debatió el presupuesto pero Martín Guzmán lo vetó.

Weretilneck reclamará la provincialización de represas hidroeléctricas junto a su par de Neuquén Omar Gutiérrez, quien podrá ayudar al Gobierno con algún diputado, que no es tan decisivo, pero no tiene senadores.

Aun con un escenario de bloqueo en la Cámara baja, si Cristina controla el Senado podrá seguir manejando los pliegos de jueces y diplomáticos. Pero en cualquier caso, a Manzur le tocará negociar con los partidos provinciales de Misiones y Río Negro.

En el caso de Aníbal, deberá aprovechar su historia como dirigente del conurbano para recuperar votos sobre todo en la Primera Sección Electoral (centro y norte del conurbano), donde el Frente de Todos sufrió el castigo de sectores medios muy sensibles a la inseguridad. El otro costado de la misión de Aníbal sería operar sobre los intendentes del PJ en el conurbano para que éstos no propicien el reparto de boletas cortadas, esto es, sin la lista que encabeza Victoria Tolosa Paz, cuyo perfil bajó súbitamente en los últimos días. Para los jefes comunales, la prioridad sería mantener la mayoría en sus concejos deliberantes.

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