Por Carlos Tórtora.-

Ayer una versión originada en las cercanías de Mauricio Macri tomó vuelo en el oficialismo, pese a que en la Jefatura de Gabinete se empeñaron en negarla. El rumor se refiere a que Marcos Peña dejaría su actual cargo para pasar a reemplazar al canciller Jorge Faurie, un diplomático de carrera. Las recientes incursiones de Peña en gestiones de política exterior -incluyendo su viaje a Gran Bretaña- servirían para ir creando un clima propicio para el cambio. Éste, en caso de producirse, sería una fuerte señal de Macri sobre el advenimiento de una nueva etapa con más apertura. Por ello es que se menciona que el sucesor de Peña podría ser el senador Ernesto Sanz, con lo cual la UCR dejaría de ser un convidado de piedra para pasar a tener voz y voto en el gobierno.

Tiempo de cambios

Los cuestionamientos a Peña y sus vicejefes de gabinete Mario Quintana y Gustavo Lopetegui crecieron a partir de que el 28 de diciembre pasado el trío empezó a tomar protagonismo en la conducción de la economía, presionando a Federico Sturzenegger para bajar las tasas, decisión hoy considerada errónea.

Siempre según las mismas fuentes, el supuesto relevo tendría lugar luego de que se cierren las negociaciones con el FMI. En la cúpula del PRO, algunos que se hicieron eco de la versión señalaron que el cambio de destino político de Peña reforzaría la autoridad presidencial, que apareció con la firma del veto a la ley que corregía el tarifazo. No se descartan otros cambios y, como es inevitable en un proceso de ajuste, también se menciona una reducción importante del número de ministerios.

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