Por Carlos Tórtora.-

Es innegable que la figura de Miguel Ángel Pichetto le inyectó al macrismo una fuerte dosis de oxígeno en su imagen y en la eventual proyección de un cogobierno con parte del peronismo. Sin embargo, no faltan los quejosos, en muchos casos alentados por Marcos Peña. Estos últimos señalan que Pichetto no consiguió hasta ahora -y ya es tarde para mejorar- alejar a los gobernadores peronistas de un acuerdo con CFK. En el reciente almuerzo con Alberto Fernández, dieron el presente nueve gobernadores peronistas. Estos son Gildo Insfrán (Misiones), Juan Manzur (Tucumán), Sergio Casas (La Rioja), Sergio Uñac (San Juan), Alberto Rodríguez Saá (San Luis), Omar Perotti (Santa Fe), Gustavo Bordet (Entre Ríos), Sergio Ziliotto (la Pampa) y Alicia Kirchner (Santa Cruz). Casos especiales son los de Mariano Arcioni (Chubut), Gerardo Zamora (Santiago del Estero) y Domingo Peppo (Chaco). El primero está ligado a Sergio Massa y no llevará la boleta de los Fernández. El santiagueño irá por fuera del Frente de Todos y al chaqueño Peppo Cristina Kirchner le negó su boleta para dársela a su rival para la elección de senador, Jorge Capitanich.

En cambio, sí van con boleta corta Misiones, Córdoba, Neuquén y Río Negro. Se puede decir que Pichetto influyó en el rumbo del gobernador saliente Alberto Wereltineck pero no en el caso de Juan Schiaretti -de estrecha relación con Mauricio Macri- ni menos aún con los neuquinos.

Vale todo

Con este balance empiezan a hacerse sentir las críticas a Pichetto en el entorno presidencial. Todo esto no es casual. Está en juego la paternidad de un eventual triunfo de Macri y en consecuencia el derecho a participar en la conformación de un futuro gabinete nacional. Incansable, Pichetto le dedicaría ahora parte de su tiempo a tejer acuerdos con intendentes peronistas del conurbano dispuestos a jugar doble. O sea, ir con Cristina pero también repartir la boleta cortada con la de Macri-Pichetto.

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