Por Guillermo Cherashny.-

En el gobierno dicen que la grieta existe en la sociedad entre lo nuevo y lo viejo o entre macrismo y cristinismo y que ellos no generan esa polarización, que obviamente les sirve después de doce años y medio de corrupción, inflación y descrédito del país en el mundo.

Da la casualidad de que cuando Cristina insinuó que era candidata, el ejecutivo, después de largos meses, le envió 1200 millones de pesos a la provincia de Santa Cruz, como diciendo “gracias a que te presentaste nos generaste el mejor escenario y por eso salvamos a tu provincia del desastre en el que está viviendo, sin pagar sueldos y jubilaciones”.

La decisión de no darle la interna abierta a Florencio Randazzo le quita un argumento a la polarización, ya que el ex ministro de transporte obtiene en las encuestas 7 / 8%, que se le va a la ex presidente en las PASO y que no volverá para las legislativas de octubre, porque ese peronismo que acompañó a los K en los últimos doce años y que en los últimos dos es crítico, lo será aún más después de que no permitiera el disenso interno, aunque el argumento de CFK es que su ex ministro está fogoneado desde el macrismo, lo cual es una realidad, aunque sus eventuales votantes no lo sepan. Pero Mario Quintana, Federico Salvai y Joaquín de la Torre están detrás de su candidatura para debilitar a la ex presidente.

Últimamente Hugo Haime y Management & Fit, además de Raúl Aragón y Federico González sostienen en sus mediciones que no hay polarización y ahora se han sumado Ricardo Rouvier, Enrique Zuleta Puceiro y Poliarquía, que dicen que hay dos tercios y que Sergio Massa puede dejar en el tercer lugar a Cristina, lo que es un peligro para el gobierno, ya que si el oficialismo sale primero y Massa segundo, el voto anti-macrista en octubre puede ir al candidato de 1País.

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