Por Guillermo Cherashny.-

El martes pasado, en medio de los juramentos particulares de los nuevos diputados, sólo Fernando Iglesias puso seriedad al decir que había que hacerlos como marca la Constitución Nacional. Pero lo más importante fue la confirmación de Sergio Massa como presidente de la cámara de diputados pese a las amenazas previas Elisa Carrió, Patricia Bullrich y Maria Eugenia Vidal, aunque en este último caso, lo pidió para que los porteños la voten a ella y no a Milei. En el caso de Patricia Bullrich como líder de los halcones de Twitter, lo sumó a los 5 senadores para quitarle el quórum a Cristina. Pero la verdadera ideóloga de correr de la presidencia de la cámara fue Elisa Carrió, porque divide a Juntos por el Cambio entre los que hablan o no a Massa y en esta última clase sólo están ella y Mauricio Macri, y los dos se caracterizan en coincidir en un instrumento antidemocrático cual es el veto a las personas que no aceptan sus imposiciones o caprichos.

Pero en la realidad, en Diputados todos los bloques hablan con Massa, quien es un negociador nato y que no discrimina a ningún sector ideológico. Es cierto que por permanecer mucho tiempo a afuera de los dos sectores de la grieta no lo quieran los ultras de cada lado, pero sus diálogos con los principales dirigentes de Juntos por el Cambio vienen de hace tiempo y mucho antes que se formara esa coalición, y puede gustar o no su trayectoria, que puede considerarse cambiante, pero Patricia Bullrich tiene una historia parecida pero es la preferida de los «rabiosos» de twitter.

En conclusión, sirve para definirlo como declaró Luis Juez en el programa de Juana Viale, donde los describió como «constructor de consensos». En definitiva, en determinados momentos de la historia a los dirigentes políticos siempre hay una característica que los define.

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