Por Carlos Tórtora.-

La ronda pinamarense de reuniones de la dirigencia peronista empezó este verano bajo el signo de la búsqueda de la unidad -o al menos por ahora del consenso- entre los tres sectores que se reparten el poder en el PJ bonaerense: la liga de intendentes que conduce el PJ, el cristinismo y el massismo. Los tres sectores mantienen un status quo de negociaciones con María Eugenia Vidal que le garantizan a esta poder sancionar los proyectos del oficialismo en la legislatura. Las facciones del peronismo obtienen a cambio que el gobierno platense no les suelte la mano a los intendentes.

Días atrás, el activo presidente del PJ local Gustavo Menéndez, después de charlar con Sergio Massa, deslizó públicamente lo positivo que sería que éste se reuniera con CFK como una demostración de que el diálogo interno del peronismo va viento en popa. Lo que Menéndez no habría calculado es que la propuesta sacudió en contra al grueso de la dirigencia massista. Es que el Frente Renovador nació justamente como una alternativa al cristinismo y la mayor parte del público que sigue al tigrense es abiertamente antikirchnerista y ya ve con molestia cómo los diputados renovadores se asocian a los de Unidad Ciudadana a partir de la votación de la reforma judicial. El abrazo entre la ex presidente y Massa podría entonces tener costos importantes para este último, que en las elecciones pasadas bajó su caudal de votos al 11 por ciento.

El caso es que pasado mañana, como todos los 11 de enero desde el 2012, los renovadores pensaban continuar con la tradición inaugurada a Osvaldo Mércuri de reunir a la dirigencia massista en su quincho de Pinamar. Esta vez el asado iba a ser ampliado en principio para los intendentes que invitara Menéndez, como Fernando Grey (Esteban Echeverría), Gabriel Katopodis (San Martín) y Leonardo Nardini (Malvinas), entre otros. Pero el revuelo armado por la expectativa de la cumbre CFK-Massa habría hecho que los seguidores de éste presionaran para que el asado sea, como siempre, sólo para renovadores.

El episodio muestra a las claras que los avances en el diálogo interno del peronismo tienen no pocos limites.

La mayor parte de la dirigencia sospecha que Cristina Kirchner no perdió las mañas y que dejaría que abajo suyo se arme un esquema orientado a que ella no sea candidata pero sí bendiga a un candidato presidencial en el 2019, pero que a último momento dará el paso al frente y se postulará.

Marchas y contramarchas

A todo esto, el punto crítico de Massa está en mantener una cierta estructura territorial luego de que varios intendentes abandonaran sus filas. En las últimas negociaciones de aquél con el jefe de gabinete Federico Salvai y el Ministro de Gobierno Joaquín de la Torre, Massa pidió y obtuvo que tres de sus intendentes en apuros financieros recibieran asistencia del gobierno provincial. Se trata justamente de los que estaban en tratativas de abandonar el massismo para sumarse a Cambiemos: Javier Gastón (Chascomús), Sandra Mayol (Monte) y Facundo López (Necochea). Consiguiéndoles a éstos un salvavidas financiero, el jefe renovador los condicionaba para que no los abandonaran. De La Torre es uno de los defensores de la postura de impedir que el massismo se disgregue del todo. “Hay que ayudarlo a Sergio -dice- porque lo vamos a seguir necesitando”.

Pero Vidal aparentemente estaría menos convencida de esto. De hecho, daba por sentado que Necochea ya estaba en el mapa de Cambiemos y que López no tenía marcha atrás.

Las marchas y contramarchas entre el apoyo a Massa y un operativo para vaciarlo tienen que ver también con la extrema desconfianza que Mauricio Macri le dispensa. De hecho el PRO sigue apostando a que CFK compita con Macri y que en Buenos Aires el rival de Vidal sea un intendente K. El lomense Martín Insaurralde, expresión del kirchnerismo light, se mueve bastante para mostrarse como el candidato natural del PJ. Su rival más fuerte, la matancera Verónica Magario, hasta ahora no da muestras de lanzarse a la carrera por la gobernación. Claro que las situaciones son distintas. Insaurralde necesita instalarse como figura provincial para sumar votos en su municipio. Es que en Lomas, la última elección mostró que Cambiemos quedó en un empate técnico con Unidad Ciudadana y que no sería improbable que lo desaloje a Insaurralde de la intendencia en el 2019.

Son varios los allegados a Vidal que se anotan para quedarse con la candidatura a intendente. Uno de ellos es el ministro de seguridad Cristian Ritondo, que corre con la desventaja de tener pergaminos sólo como dirigente del porteño peronismo de Mataderos.

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