Por Rodolfo Patricio Florido.-

En el massismo todo el tiempo se habla de “la ancha avenida del medio”. O sea, se está forzando un concepto que en rigor de verdad NO EXISTE. Y ese es el problema principal. O bien Massa no comprende lo que está pasando en la sociedad o bien lo están asesorando mal. Esta no es una situación extraña. Suele ser muy común que la dirigencia política intente ajustar la realidad a su propia lectura personal y esto los lleva a cometer errores importantes, a veces corregibles a veces determinantes.

Para empezar, es una falacia que el Gobierno esté polarizando. Hay que diferenciar entre una situación polarizada de facto con una polarización inducida. Son dos cosas muy distintas. Absolutamente distintas. Una es una construcción la otra es un producido social.

Las raíces de los problemas para leer la realidad

Excepto algunas excepcionalidades, el Gobierno no ha tenido expresiones de búsqueda de polarización. Responder a expresiones muy fuertes por parte de la ex Presidente Cristina Fernández, Aníbal Fernández, Parrilli, Guillermo Moreno o Hebe de Bonafini, no es polarizar.

En realidad es muy simple, el Gobierno (normalmente el Jefe de Gabinete, el Ministro del Interior y muy ocasionalmente el Presidente) no habrían generado el modelo de respuesta dura sino hubiese existido previamente la agresión política. En otras palabras, es el propio cristikirchnerismo el que en su desesperación por no perder centralidad política, genera polarización de la única manera que entendió y entiende la política, o sea confrontar. ¿Qué al Gobierno le conviene? Obvio que sí. ¿Por qué no aprovechar un escenario de victimización si el agresor tiene un alto de grado de rechazo popular? Esto tiene lógica política. Como le dijo una vez Napoleón a un General que le pedía que aprovechara el error de un General enemigo… “Nunca interrumpas a tu enemigo mientras está cometiendo un error”. En otras palabras, es muy distinto aprovechar la polarización que plantea el cristikirchnerismo a ser el generador de la polarización. Es muy distinto aprovechar el error del otro a ser el generador del error del otro.

Esto es lo que Massa no comprende o está mal asesorado. Reclama para sí una “Avenida del Medio”, que de hecho ya está ocupada. ¿Cómo que ya está ocupada? Otra vez, muy simple. El Gobierno transita gran parte de esa “Avenida del Medio” con varios de sus funcionarios de primera línea y se guarda para si la respuesta polarizada cuando está obedece a replicar una agresión.

Es por esto que Sergio Massa se está equivocando o lo están induciendo, aún sin mala voluntad, al error en la lectura política del presente. Se confunde la polarización social autónoma por rechazo a formas pasadas con un escenario construido ex profeso.

Que la sociedad no quiera transitar el pasado del estilo kirchnerista no significa que esté polarizada. Esto es una simplificación ridícula y forzada por quienes construyen una afirmación de supuesta matriz intelectual porque les es más fácil imaginar dos veredas contrapuestas que comprender lo complejo de las respuestas sociales en un marco de diversidad ideológica y de necesidades por sector.

Uno de los problemas más delicados que inducen al error es la propia construcción televisiva periodística. Como el conflicto rinde y da rating, el periodismo televisivo o una parte de el -a conciencia o no- construye programas sobre la base del conflicto, siempre rendidor en cuanto a rating, y explica luego que ese rating se explica por el fenómeno de la polarización de la sociedad, lo que es absolutamente falso. El mecanismo es simple y eficiente en rating. Se habla en contra de la polarización pero se arman paneles polarizados y se invitan fundamentalistas por sector; luego, la polarización se visualiza y los periodistas se golpean el pecho hablando en contra de lo mismo que construyeron.

{Las sociedades pueden consumir la violencia verbal polarizada porque es entretenida, de la misma manera que se detiene a observar una pelea en la calle. Ahora bien, esto no significa que esa supuesta polarización verbal la identifique en lo profundo, de la misma manera que el detenerse a observar la pelea no implica que todas las personas se trencen a puñetazos mientras la observan o tengan la misma actitud cultural al otro día frente a un estímulo similar.

Lo cierto y final es que; el gobierno, a quienes no pocos analistas o pseudo analistas le endilgan no construir política, han creado una suerte de Barcelona A y Barcelona B (para usar un término futbolero) y con ambos equipos transitan los dos escenarios, el del equilibrio, diálogo y moderación y el de la polarización cuando los adversarios los agreden de manera ostensible.

Quienes no entiendan estas sutilezas seguirán cimentando su futuro con pilotes apoyados en el agua. Querrán ocupar un espacio que ya está ocupado, lo que no estaría mal, el problema es que no se dan cuenta que ya está ocupado y que no se aplica la misma estrategia para disputar lo ocupado que para ocupar lo vacío.

Así las cosas, si esta situación se replica en los meses siguientes siguiendo las mismas estrategias, el Gobierno Nacional se estará dirigiendo hacia un triunfo electoral de medio término muy significativo, mientras que; si Sergio Massa sigue pensando que la “avenida del medio está vacía”, estará luego visualizando una derrota electoral muy dura que lo afectará de cara al 2019, sobre todo porque será Urtubey quien se entronice en la conducción Justicialista y reciba incluso a massistas que busquen una construcción menos dañada. Lo mismo sucederá con Florencio Randazzo. Su muy probable derrota en el circuito bonaerense desvalorizará su precio político y dará por tierra con el mito de la construcción política del Randazzo eficiente.

¿Cristina? No es importante. ¿Es que nadie se preguntó porque todos quieren competir contra ella? En realidad es muy simple. Es la más fácil de derrotar, no puede debatir con nadie porque no soporta escenarios de debate no controlados. Le sucedería lo que le sucedió en la Universidad en los EEUU con jóvenes estudiantes pero multiplicado por 10. No le queda más opción que el camino degradante que ya recorrió Carlos Menem. En cualquier caso perderá. Si fuese a las Paso y las ganara contra Randazzo, habrá dinamitado el PJ bonaerense y será la responsable de una nueva diáspora y si pierde, su caída será igual que si ganara solo que antes y más estrepitosamente. Si fuese con sus espacios transversales (Unidos y Organizados) y encabezara una lista de diputados, puede quedar entre el 3er y 4to lugar (1ro CAMBIEMOS, 2do y 3er puesto entre el Frente Renovador y el PJ). En cualquier caso, su destino está sellado y es un tobogán.

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