Por Guillermo Cherashny.-

Desde el acto del viernes pasado, con el cual Sergio Massa llenó el estadio de Vélez Sarsfield, éste instaló desde su campaña la corrupción del cristinismo en el escenario electoral y empezó a recuperar la centralidad perdida. Primero fueron los sciolistas los que respondieron y ayer Elisa Carrió, que lo acusó de querer entrar a la casa del gran hermano, el renovado reality de moda. La realidad es que la legisladora se pone celosa cuando levantan sus mismas banderas, de las que ella se considera dueña exclusiva, como hizo Massa en esta ocasión. Hasta ahora, el aliado de Carrió, Mauricio Macri, nunca dijo una palabra contra la corrupción.

Muchas definiciones

Ayer, por otra parte, Ricardo Lorenzetti triunfó en su «operativo clamor», ya que fue ratificado en su nuevo mandato como presidente por los otros miembros de la Corte. Mientras tanto, Carrió le reclamó al presidente de la Corte que deje de llorar con el «cansancio moral» que había alegado el lunes y que defienda a Carlos Fayt. Sin embargo, Massa fue más allá: avaló el actual funcionamiento de la Corte Suprema con cuatro integrantes y que no hay apuro para nombrar al quinto miembro sino que es conveniente esperar hasta que asuma el nuevo presidente. Además, se atribuyó haber evitado la designación de Roberto Carlés, a quien calificó de improvisado. En cambio, a Fayt lo calificó como un maestro del derecho. Pero su crítica más dura al bloque de legisladores cristinistas fue que en lugar de querer echar a Fayt, por qué no se ocupan de los jueces sacapresos. También criticó la nueva reforma procesal penal, la candidatura de Roberto Carlés y a los jueces abolicionistas. Admitió, asimismo, que podría ser de derecha y que al defender los subsidios para la clase más postergada de la sociedad le dicen populista. Por lo tanto, no tiene problema en que lo califiquen de derecha populista. Toda esta definición del tigrense lo hace en momentos en que se puede producir una fuga de tres intendentes de su espacio: Jesús Cariglino de Malvinas Argentinas podría terminar con el PRO; Darío Giustozzi de Almirante Brown con Scioli y probablemente Humberto Zucaro (Pilar) vuelva al Frente para la Victoria, adonde ya retornó su vecino de Escobar, Sandro Guzmán.

Massa, a todo esto, no acepta planteos pesimistas y divisionistas y sigue adelante recorriendo los medios de comunicación con sus nuevas consignas de meter presos a los cristinistas y echar a los ñoquis de La Cámpora y a los directores de los entes descentralizados como Alejandro Vanoli, Alejandra Gils Carbó, Ricardo Echegaray y Miguel Galuccio. Sobre la cuestión petrolera, Massa tiene un as en la manga relacionado con la corrupción gubernamental, que pensaría revelar en julio, antes de las PASO nacionales.

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