Por Guillermo Cherashny.-

Luego del golpe electoral recibido el 22 de octubre, Sergio Massa estaba apesadumbrado, porque sintió mucho el desplante electoral a la ancha avenida del medio que viene levantando desde el 2013, cuando enfrentó la re-re de Cristina. Según el líder del Frente Renovador, «el Gobierno me veló; me puso en un cajón y me enterraron en el cementerio», en clara referencia que la Casa Rosada negoció con los gobernadores y lo dejó de lado en la reforma previsional, tributaria y el pacto fiscal, y cerró con los senadores y diputados que responden a los mandatarios provinciales. En la cámara alta estas reformas pasaron sin problemas pero en la cámara baja el Gobierno se confió en los 35 diputados nacionales de Argentina Federal y no tuvo en cuenta que el Frente Renovador, ahora Interbloque UNA, con sus 18 ó 19 diputados nacionales, acordó con Agustín Rossi la oposición a la reforma previsional, una ley altamente impopular, como es un recorte a los jubilados, pensionados y beneficiarios de la AUH, cambiando el cálculo de los aumentos.

Todos saben lo que ocurrió el jueves 14 y el lunes 18 pasados, con los episodios de violencia, cuando Marcos Peña les sugirió a varios periodistas que Sergio Massa, despechado, había articulado la alianza con los K, troskos y casi la mitad de Argentina Federal.

Lo mismo pasó en la provincia de Buenos Aires, donde Salvai arregló con los siete diputados que responden a los intendentes, quienes, cuando había que votar, se dividieron y aprobaron la reforma del BAPRO por un voto, con el agregado de la irrupción del intendente de Berisso Mario Secco interrumpiendo la sesión en la legislatura bonaerense.

Pero ayer cambió todo. El destacado periodista Joaquín Morales Solá, que expresa los puntos de vista de la jefatura de gabinete, escribió que el Gobierno debía llamar a la pacificación y que había que convocar al massismo, que en su corta historia nunca apeló a la violencia y, por tanto, sumarlo al sector del sindicalismo que no produjo episodios de violencia para convocar a la pacificación del país, porque los episodios conflictivos en las puertas del Congreso no deberían repetirse si el país quiere recibir inversiones extranjeras directas y para eso el objetivo Emilio Monzó y muchos empresarios importantes le plantearon a Macri y Peña volver a sumar a Sergio Massa como aliado, como lo fue durante todo 2016. Pero el tigrense dijo que se va de vacaciones y que pueden seguir ignorándolo, porque no le importa en lo más mínimo.

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