Por Guillermo Cherashny.-

Cambiemos está preocupado por las elecciones legislativas del año que viene, donde se eligen senadores y diputados nacionales, legisladores provinciales y concejales. El gobierno necesita ganarlas para no quedar en una clara debilidad y para ello necesita que se presenten tres candidatos con pasado justicialista, o sea Massa, Randazzo y el cristinismo. Pero un episodio aparentemente simple mostró una luz amarilla a Cambiemos. El grupo de los ocho intendentes que apoyaron el presupuesto de Vidal y que se independizaron ven en la figura de Florencio Randazzo un candidato para pelear y colocar legisladores provinciales en las listas y ganar la elecciones en su distrito para tener más concejales porque, si gana Cambiemos, quedarían en minoría.

Estos intendentes no quieren reconocer el liderazgo de Sergio Massa y mucho menos ir al pie. De ahí que se agarren de los pantalones de Randazzo. Pero anteayer, el legislador provincial Andrés Quinteros, alineado con Randazzo, se sumó a la propuesta del Frente Renovador de terminar con las reelecciones indefinidas de intendentes, con lo cual el FpV y el peronismo provincial se volvieron a dividir.

Si bien no se sabe si Massa y el ex ministro del interior tuvieron una reunión, hay un canal de diálogo muy fluido, ya que Jorge Sarghini, presidente de la Cámara de Diputados de la Provincia, ubicó como secretario administrativo al economista Gerardo Otero, quien fuera el número dos de Randazzo en el Ministerio del Interior. De ahí que el canal esté abierto para dialogar. Además, Massa mantiene excelente relación con Margarita Stolbizer y Randazzo, con el ex gobernador santafesino Antonio Bonfatti, de ahí que un acuerdo Massa-Randazzo-socialistas no esté muy lejano de la realidad y sería una carta ganadora en la provincia de Buenos Aires y un dolor de cabeza para Macri-Carrió y los ocho intendentes peronistas, que se tendrían que sumar sin condiciones y, si no quieren, postular a Daniel Scioli como senador con apoyo de La Cámpora y Cristina.

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