Por Carlos Tórtora.-

Alentados por el gran tropiezo del gobierno con el fallo de la Corte Suprema sobre el aumento de tarifas, los miembros de la cúpula cristinista imaginan que la candidatura a senadora nacional por Buenos Aires de la ex presidente marcha viento en popa. “En materia judicial, a partir de fin de año todas las medidas que se tomen contra Cristina serán leídas como agresiones para que no sea candidata y esto la victimizará en la interna peronista” es una de las frases que se escuchan. Otra apreciación apunta a que Daniel Scioli, sumamente jaqueado por recientes denuncias sobre corrupción, aceptaría ir en la boleta K como segundo candidato a senador, en tanto que ahora los operadores de La Cámpora intentan que Florencio Randazzo vuelva al redil y encabece la lista de diputados. Para Julio de Vido, José López y demás acorralados por la justicia, el mensaje de Cristina es claro: “si yo gano la senaduría, se acabó la persecución judicial en contra nuestra”. Exagera. Aunque se trata de una exageración a medias, porque en los códigos de la política argentina rara vez la justicia ataca a una figura en ascenso.

Después del fallo de la Corte sobre las tarifas, creció en el gobierno el temor a un crecimiento de Sergio Massa como la figura del recambio peronista y esto haría que se valore cada vez más la polarización entre macrismo y cristinismo.

Maniobras coincidentes

En este orden de cosas, no sería casual que el oficialismo analice impulsar un proyecto de ley que aumentaría a 328 la cantidad de bancas en la Cámara baja, 71 más que las 257 actuales.

La propuesta apunta a dar cumplimiento al artículo 45 de la Constitución, que indica que el reparto de bancas debe ajustarse después de cada censo. Pese a ello, la distribución no se modifica desde 1983, por lo que, debido a los cambios demográficos de los últimos 30 años, hoy existen 16 distritos que están sobrerrepresentados y cinco que están sobrepresentados. En la provincia de Buenos Aires, más diputados significaría una tendencia a mayor dispersión del voto, sobre todo del voto opositor, lo que podría perjudicar al massismo, sobre el que pesa además la amenaza de una denuncia por corrupción relacionada con la construcción de viviendas de Sueños Compartidos.

Todo esto haría que Massa se empiece a manifestar prescindente de su candidatura a senador, con el argumento de que necesita dedicarse a recorrer el país para afianzar su candidatura a presidente.

Pero la dirigencia massista presiona para que su jefe no se baje de la candidatura a senador por la pérdida de diputados que esto significaría debido a la disminución de votos. El tigrense intenta replicar diciendo que la boleta con Margarita Stolbizer para senadora nacional y Malena Galmarini como primera diputada supliría su ausencia con éxito. Algo que nadie cree seriamente.

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