Por Carlos Tórtora.-

La mayor sorpresa de la jornada electoral de ayer fueron las diferencias de votos. En Mendoza se especulaba con que había un virtual empate, pero Alfredo Cornejo (Alianza Cambia Mendoza) llegó al 49,86%, o sea 13 puntos más que el kirchnerista Adolfo Bermejo, que apenas alcanzó el 36,42%. A su vez, en Tierra del Fuego, donde habrá ballotage la semana que viene, Rosana Bertone (FpV) aventajó por 12 puntos al radical Antonio Sciurano, con el 31,03%.

El triunfo de CAMBIEMOS más el Frente Renovador en Mendoza le vino muy bien a Mauricio Macri para mellar la marcha triunfal que puso en marcha el kirchnerismo la semana pasada, primero con la designación de Carlos Zannini como compañero de fórmula de Daniel Scioli y luego con el copamiento de la mayor parte de las candidaturas a legisladores por La Cámpora.

Como resulta obvio, la democracia mendocina funciona, por lo menos hasta ahora, a la inversa de la política nacional. Para empezar, perdió el oficialismo, lo que hasta ahora no se había dado en ningún distrito. En segundo lugar, habrá una transición ordenada y cordial, ya que hoy mismo Cornejo y Bermejo se citaron para desayunar y empezar a fijar reglas de juego. Tercero, imitando el ejemplo de Miguel Ángel Pichetto en Río Negro, Bermejo reconoció la derrota aun antes de que empezaran a conocerse los primeros cómputos. Por último, se trata de la primera provincia donde la sumatoria entre CAMBIEMOS y el Frente Renovador fue sumamente exitosa, aunque la participación del massismo fue claramente menor. En la interna radical, la paternidad del triunfo es sobre todo de Julio Cobos, ya que la vicegobernadora electa, Laura Montero, es su mano derecha.

Perdedores y ganadores

Obviamente, sería una extrapolación exagerada suponer que este ejemplo mendocino se vaya a contagiar a distritos de alta conflictividad como Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos y Tucumán. La radiante sonrisa que ayer portaba Ernesto Sanz tiene una obvia explicación: la negociación por el cierre de listas con el PRO fue difícil y Elisa Carrió, para variar, se plantó contra sus dos aliados mayores anunciando listas propias de legisladores. La recuperación del gobierno de Mendoza para los radicales es entonces muy significativa, luego de que el centenario partido se quedara sin ninguna gobernación, ya que tanto Gerardo Zamora en Santiago del Estero como Ricardo Colombi en Corrientes no le responden al Comité Nacional y están más cerca de la Casa Rosada.

Para el kirchnerismo el mensaje mendocino es claro: allí donde predomina la actividad privada y la proporción de empleados públicos y planes sociales es menor, el oficialismo tiende fácilmente a la derrota. Esta situación se remarca ahora también en la Capital Federal, donde Mariano Recalde, pese al colosal despliegue de medios que está realizando, no sólo no crecería con respecto a las PASO sino que apenas alcanzaría los 16 puntos.

El toque de alerta de Mendoza una vez más hace que los operadores presidenciales se concentren en el segundo y tercer cordón del conurbano, la mayor reserva natural de votos del Frente para la Victoria, que tiene la ventaja extra de contar con un aparato político mucho mayor que toda la oposición sumada, con excepción de los 17 municipios que controla Sergio Massa y de Vicente López, una isla PRO.

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