Por Guillermo Cherashny.-

Desde que el Frente de Todos ganó las PASO en agosto pasado, la oposición macrista denunció que se venía un gobierno castro-chavista y hasta hoy no paran de acusar al gobierno de querer convertirnos en Venezuela, por las supuestas violaciones a la Constitución y a las libertades públicas, por las restricciones que impuso esta larga cuarentena. Más aún, desde la conferencia de prensa del sábado pasado entre el presidente, Rodríguez Larreta y Kicillof, donde Alberto dijo que: “la cuarentena durará lo que tenga que durar”, pusieron el grito en el cielo y organizaron cacerolazos de protesta.

Está claro que la oposición tiene todo el derecho, como muchos ciudadanos, de pedir que termine la cuarentena o que se liberen muchas actividades, ya que es un pensamiento de un sector importante de la sociedad, que quiere trabajar porque no tiene dinero para pagar sus cuentas. También se equivocó el gobierno de Kicillof al echarle la culpa a Rodríguez Larreta porque se le escapó el virus en las villas de CABA, porque era inminente que ocurriera lo mismo en los barrios vulnerables del conurbano y así pasó en la Villa Azul, que está ubicada entre Avellaneda y Quilmes. Por eso decimos que la oposición no puede criticar la modalidad de la cuarentena y de la campaña del gobierno bonaerense contra el gobierno de la Ciudad porque nadie puede tirar la primera piedra.

En lo que se equivoca el macrismo es en seguir con la cantilena de que vamos camino a Venezuela, porque el presidente tuvo una comunicación telefónica con Benjamín Netanyahu, premier de Israel, felicitándolo por formar un gobierno de coalición con el opositor Benny Gantz, y hablando de cooperación científica entre los países contra el coronavirus. Fue justo en el mismo día que Nicolás Maduro recibía seis buques iraníes que transportaban gasolina para el país caribeño, a sea que el presidente Fernández hablaba amistosamente con el gran enemigo de la dictadura religiosa de Irán, que es socia en negocios con la Venezuela bolivariana; de modo que decir que vamos camino a Venezuela es un gran disparate.

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