Por Guillermo Cherashny.-

Sólo unos pocos periodistas y analistas tienen en claro que el actual gobierno es muy corrupto, pero sí tiene esa opinión la mayoría de los empresarios contratistas del estado. En efecto, no hay duda de que tienen esa información y consideran que Marcelo Mindlin es el preferido del gobierno, junto a Nicky Caputo, que vive en Miami pero sigue facturando mucho en la Argentina. Sobre el empresario que el presidente califica como su «hermano de la vida», se dice que habría comprado la mitad de la parte que Electroingeniería tiene en las represas santacruceñas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic, que confirmaron su inicio dentro de 60 días y que se firma en unos días en su viaje a China. También se firmaría la construcción de dos centrales nucleares financiadas por los chinos, donde el costo del kilovatio hora es el doble del costo real y se convertirá en una hipoteca para gobiernos futuros, y donde se descuenta que Nicolás Caputo participará en las UTE, porque ya desde el kirchnerismo ganó varias obras de energía nuclear.

Mindlin, desde el viernes, es investigado por la justicia brasileña por la reciente compra de los activos de Petrobras en la Argentina por cerca de 1000 millones de dólares y ayer se conoció la noticia de que un fondo de inversiones compró un paquete accionario de Pampa Energía y el accionista de ese fondo sería Joseph Lewis, el magnate de Lago Escondido, íntimo del presidente Macri.

El resto de las empresas de la construcción lo saben y están esperando que el gobierno reparta el mazo de naipes, porque igual conducta tuvieron al principio del gobierno de Néstor Kirchner, quien después les adjudicó grandes obras públicas. Por eso murmuran pero no denuncian. Pero la paciencia se está agotando.

Ayer, el diputado nacional Raúl Pérez, que es el referente nacional del Frente Renovador, denunció que en las obras en la provincia de Buenos Aires se otorga un adelanto del 30% para las obras a realizarse sin ningún tipo de garantías. ¿Volvió la patria contratista?

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