Por Guillermo Cherashny.-

La marcha convocada por el triunvirato de la CGT fue más importante en números que la anterior, convocada en marzo del 2016, y no sólo más numerosa sino mucho más como la marcha docente del lunes. Los incidentes producidos por la izquierda revolucionaria y los K exigiendo la fecha de un paro general fue espontánea, producto de una crisis social agravada por el desempleo, que el gobierno niega, la inflación, que rebotó, y la marginación social, que se agrava todos los días, o bien el dúo Silvia Majdalani -la número 2 de la AFI- y Cristian Ritondo, el ministro de seguridad de la provincia de Buenos Aires, que incentivaron a la izquierda y a los K para deslegitimar a la CGT.

Es necesario recordar que en el año 1998, después que Menem le ganara la interna a Antonio Cafiero, la CGT -conducida entonces por Saúl Ubaldini- declaró un paro general con marcha a la casa de gobierno, pero el alfonsinismo, en una operación que le atribuyen al Coti Nosiglia con sectores de derecha fascista entre los cuales estaba el entonces guardaespaldas Omar «Caballo» Suárez, rompieron las vidrieras de la sastrería Modart en Diagonal Norte y Florida, echándole la culpa a Saúl Ubaldini, pero que fracasó, y la sociedad se dio cuenta de la desesperada operación del gobierno de Raúl Alfonsín.

Recordamos este episodio porque ayer se vivió -según fuentes de inteligencia- un Modart II, es decir que la AFI -a través de Silvia Majdalani y Cristian Ritondo, el ministro de seguridad de la Provincia- pactaron con la izquierda y sobre todo con los K para que armaran esa serie de incidentes que empañaron el acto, favoreciendo al gobierno de Mauricio Macri.

Es más: las mismas fuentes de inteligencia señalan que el mismo «Caballo» Suárez», desde la cárcel y con los fondos millonarios que maneja, pactó su prisión domiciliaria con el actual gobierno porque está despechado porque la CGT lo dejó solo en su situación judicial.

Esta teoría se confirma con los fanáticos del PRO que copan las redes sociales festejando los incidentes como si se ganara el mundial de fútbol.

La otra teoría, en cambio, señala que hay un gran descontento social que el gobierno niega y que la inmensa mayoría que concurrió al acto quería que se fije fecha para un paro general, lo cual está lejos de ser un motivo para que festeje el macrismo y es un motivo de gran preocupación.

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