Por Alexis Di Capo.-

Emilio Monzó es el único disidente importante que tiene el PRO. Su propuesta de negociar las políticas de gobierno con el justicialismo lo fueron alejando del núcleo duro del presidente, al punto de quedar casi aislado dentro del oficialismo. Luego de la controvertida sesión sobre los aumentos de tarifas en abril pasado, Monzó blanqueó su situación comunicándole a Mauricio Macri que tenía decidido no continuar como presidente de la Cámara de Diputados y que renunciaría el año entrante. Entonces, para quitarle vuelo al tema, el oficialismo hizo correr la versión de que aceptaría la embajada argentina en España.

Lo que siguió después fue el silencio, aunque en el despacho de Monzó hay quienes reconocen que ya no trabaja con el entusiasmo de antes y que ha delegado en otros muchas de sus actividades legislativas.

El primer pase

Las buenas relaciones de Monzó en el peronismo no son un secreto, especialmente con el massismo. El caso es que el nuevo acuerdo del gobierno con el FMI habría distanciado más aún a Monzó con la Casa Rosada y que empezó a hablarse de que la renuncia de éste a la presidencia de la Cámara podría adelantarse. Pero el punto más interesante también se menciona la posibilidad de que haya un pase a las filas de Alternativa Nacional, o sea, Juan Manuel Urtubey, Juan Schiaretti, Miguel Ángel Pichetto y Sergio Massa.

El peronismo anti K necesita imperiosamente reforzar sus filas en Buenos Aires, donde la estructura hegemónica del kirchnerismo hoy se impone y la figura del presidente de la cámara baja podría influir en el armado bonaerense. De concretarse, sería el primer caso de un dirigente del PRO que se pasa al peronismo.

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