Por Rodolfo Patricio Florido.-

Acostumbrado a poner en jaque a todos los gobiernos desde De la Rúa hasta los Kirchner, e incluso a otras organizaciones sindicales, no alcanza a comprender que; su poder y el de su familia se desvanece entre los Tribunales, sus múltiples causas y otros sindicalistas que vieron como Moyano les quitaba por la fuerza, afiliados bajo el pretexto de que todo lo que tenga ruedas es camionero.

La supuesta inteligencia política de Hugo Moyano no es tal. Su poder no se construyó con sutilezas sino con aprietes y violencia en un marco de impunidad y miedo de quienes debían confrontarlo. Hay una escena de las sagas del Planeta de los Simios (no estoy usando el ejemplo con ninguna doble intención), cuando estos se encuentran frente a una muralla de fuego que se inicia en la tierra y llega al cielo y detrás de ella están los humanos que los gorilas quieren destruir pero no se animan a avanzar por semejante barrera de fuego. En la película, el más primitivo de los gorilas se lanza sobre la barrera de fuego y pone en evidencia -sin haberlo buscado- que esta no existe, que es una ilusión óptica creada por esos humanos. Los arrasaron. Esto es lo que está pasando. La impunidad judicial está terminando y la protección o el miedo político, también.

Los adversarios y los enemigos de Moyano, huelen en el aire que el camionero y su hijo Pablo están política y judicialmente heridos. Claro que hay una diferencia. Moyano padre tiene reflejos históricos de la pobreza que transito antes de ser un líder sindical y sabe lo que le costó construir su Imperio y su Monarquía hereditaria. Pablo no. Nació príncipe, no sabe de carencias ni de construir poder. Simplemente lo heredó y cree saber que este se construye solo sobre la base de la impunidad y la violencia. Quizás… y solo quizás… se esté transformando en uno de esos herederos monárquicos criados al calor de un poder heredado, creyendo que su poder se va a sostener aunque el Rey no exista. ¿Sus modos? Una declaración en Tribunales y otra a la prensa por parte de dos barras bravas (que no son exactamente “Carmelitas Descalzas”) de Independiente, Damián Langaronne y el “Bebote” Álvarez, lo llaman, en sus indagatorias tribunalicias, “el salvaje”. Un apodo sin muchas sutilezas, expresado por barras bravas de su propio equipo de fútbol.

En este complejo contexto, la movilización del 21 que pretendió ser una acción en repudio a las políticas económicas del Gobierno Nacional, se transformó en una suerte de intento de pueblada para mostrarle al Gobierno poder de fuego, pensando que así cesarán los juicios contra él, sus hijos y su actual y tercera esposa. Se equivocó y se equivoca en los tres frentes. El del Gobierno Nacional, el de sus presuntos aliados sindicales de la CGT y el de la Sociedad.

  • En el primero, el del Gobierno Nacional, este parece decidido a no retroceder. Sea por reflejo primitivo de supervivencia, sea por una lectura política sutil de un poder que se desgaja, aunque tenga poder de daño. Lo cierto es el Gobierno sabe que si retrocede el abismo lo espera detrás. En otras palabras, o lo confronta y lo vence o lo debilita para que sean otros sindicalistas quienes lo vayan esmerilando.
  • En el segundo, otros sindicalistas lo están esperando en el camino de bajada. Sea esto por sus propios espacios de poder, sea esto por alguna forma de venganza por sus pasadas desventuras con la pérdida de afiliados en mano de camioneros, sea esto por temor a pasar riesgosas aventuras tribunalicias por sus propias fortunas amasadas. La historia argentina no recuerda tantos sindicalistas presos como en la actualidad, puestos en evidencia con fortunas increíbles y un desfile obsceno de bolsos de dinero encontrados. Nadie salió a defenderlos, aunque no sería extraño que muchos de ellos tengan también su colección de Bolsos o millonarias cuentas en el exterior sin poder justificar como las hicieron. El miedo es un antídoto efectivo cuando la culpa forma parte del inconsciente del sujeto. El caso de uno de los tres líderes de la CGT (Acuña) cuando acusó de “Carnero” a Daer por bajarse de convocatoria de Moyano, para luego bajarse él también, muestra con brutal clarividencia, que la condición de “Carnero” con la que acusó, se transformó en una suerte de metástasis que lo alcanzó a él también y luego a Barrionuevo. Así, Moyano pasó de ser el convocante y futuro líder de la una CGT unificada y combativa, a ser el abandonado por sus pares. Solo le queda su pollo, Juan Carlos Schmid que allá por el 24 de junio del 2016 Moyano declaraba… “es el hombre elegido por el consejo directivo de la CGT Azopardo para conducir a la futura CGT única. Agradezco los apoyos a Pablo, pero mi hijo no está para encabezarla.” Un año y 8 meses después, Schmid está solo y su hijo procesado también. La política argentina puede ser una moledora de carne que hoy te promete el cielo y mañana no tenés lugar ni en el infierno.
  • En el tercero, la Sociedad. El rechazo es enorme y no sólo de los eventuales votantes de “Cambiemos”. Todas las encuestas muestran con variantes que oscilan entre el 70 y el 78% un rechazo enorme a la convocatoria de Moyano. Quedó muy lejos aquella lejana idea de Hugo Moyano de ser candidato a Presidente de la Nación. Hoy su prioridad es no ir a la cárcel y que sus empresas, propiedades y cuentas no queden embargadas durante el proceso.

Ahora Hugo y Pablo Moyano quedaron atrapados en una movilización camionera con aliados en el trotskismo y otras organizaciones clasistas de izquierda, incluyendo supuestas organizaciones sociales, muchas de ellas presididas o integradas por dirigentes del PCR (Partido Comunista Revolucionario), anarquistas y miembros del PTP (Partido del Trabajo y el Pueblo, asociado y en alianza en muchas provincias con el PCR).

https://www.youtube.com/watch?v=PY80V8h1ULU

El combo es inestable y tiene en su seno el potencial de un desmadre con enfrentamientos internos. Se mezcla el indirecto pedido para continuar la impunidad, con reclamos contra la política económica y con estructuras que nadan en el conflicto violento como única forma de obtener una presencia social que en las urnas no se refleja. A eso hay que sumarle el riesgo de la presencia de barras bravas asociadas con el preso “Bebote” Álvarez, muy enojado con sus otrora amigos, los Moyano. ¿Qué puede pasar? Nada o Todo. La química de estos grupos es como pensar que se puede correr con nitroglicerina sin el riesgo de una explosión. El problema de Moyano es que con tantas deserciones es probable que prefiriera no armar un palco en el cual las ausencias se noten más que las presencias. Pero ya no puede retroceder. Acostumbrado al éxito de un sistema de aprietes, su imaginación se agotó antes de las deserciones y ahora no tiene espacio para desescalar.

Nunca más exacta aquella frase de Buda cuando afirmó… “Ni tu peor enemigo puede hacerte tanto daño como tus propios pensamientos.”

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