Por Guillermo Cherashny.-

La determinación de Donald Trump, el flamante presidente los Estados Unidos, de construir un muro en la frontera de Estados Unidos con México, de más de 3000 kilómetros de extensión pero lo piensa construir sobre 1600 km., ya que hay barras naturales que equivalen a un muro, tiene un costo de 10.000 millones de dólares y algunos lo estiran a 12.000 millones con una altura entre 12 y 15 metros nos hace reflexionar sobre una obra de ingeniería en nuestro país.

En efecto, el soterramiento del tren Sarmiento es una obra vieja proyectada hace 40 años para mejorar esa línea de trenes construyendo un túnel subterráneo que obviamente será para seguridad de los centenares de miles de personas que lo usan todos los días. El problema está en que su extensión no supera los 40 km. de distancia y fue adjudicada a una unión transitoria de empresas integrada por IECSA de Angelo Calcaterra, Odebrecht, la del escándalo en Estados Unidos y toda América, la italiana Ghella y la española Comsa, pero el costo es de 3000 millones de dólares, como lo estableció por un DNU el presidente en junio del 2016. Aunque son distintas obras de ingeniería, está claro que a simple vista se ve un costo excesivamente alto en el soterramiento que, en su primera adjudicación, se hizo por 1500 millones de dólares en el 2009, pero luego, en el 2013, se subió a 2200 millones de dólares y finalmente en el 2016 se extendió a 3000 millones de dólares, es decir 45.000 millones de pesos.

Está claro que en nuestro país los costos de todo tipo son muy altos pero, ante las necesidades que tiene la Argentina, parece que esta obra pública explotó de sobrecosto como anunció Rogelio Frigerio, el ministro del interior, quien dijo que este año explotará la obra pública. Y así, parece que ya estamos viendo ese fenómeno.

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