Por Carlos Tórtora.-

Las PASO fueron una creación de Néstor Kirchner que significó la intervención del Estado en la vida interna partidaria, imponiendo un modo de elección de los candidatos único para todos los partidos. Esta fenomenal intrusión estatal en los partidos iba a producir -en teoría- un aumento de la competencia interna por las candidaturas. No fue así. Son contados los casos de partidos o alianzas que presentaron más de una lista en las PASO y la inmensa mayoría de los partidos siguió fiel al esquema de la lista única. De hecho, las primarias pasaron a ser entonces una primera vuelta de facto, donde la atención estaba puesta no en las inexistentes internas sino en la competencia entre partidos. Esta desnaturalización de la institución le valió al kirchnerismo “ganar” en forma aplastante las PASO del 2011, convirtiendo así la primera vuelta en un simple trámite. Esta experiencia marcó a las primarias de las siguientes elecciones presidenciales. Las PASO se volvieron una guerra de recursos donde el oficialismo -que dispone de las arcas del Estado- lleva las de ganar. El año pasado había fuertes señales de que el peronismo iría a la primaria con dos listas para dirimir así la disputa entre el kirchnerismo y el antikirchnerismo pero este último se diluyó a último momento y todo quedó en la nada.

Las voces que se levantaron contra la inutilidad de las PASO siguieron distintos caminos. Unos las criticaron por su inutilidad ya que seguía utilizándose la lista única y otros, además, por su dudosa constitucionalidad, al avasallar la vida interna de los partidos imponiendo un modo de elección de los candidatos.

La ofensiva de Alberto

Con la fuerte excusa de la pandemia, además de la crisis económica, Alberto Fernández instigó a los gobernadores peronistas a salir a promover la suspensión de las PASO el próximo año. De este modo el presidente va contra el legado de su vicepresidenta, impulsora de la ley de PASO cuando era presidenta. La idea prendió hasta en algunos sectores radicales y traería aparejada, con un efecto dominó, la caída de las PASO provinciales, por ejemplo en Buenos Aires.

La dirigencia de Juntos por el Cambio parece verse sorprendida por la velocidad que la Casa Rosada le imprimió al trámite, que se concretaría en un proyecto de ley para enviar al Congreso la semana que viene. En este punto es donde los opositores se preguntan si la suspensión no los privará de poder encauzar mediante las PASO las diferencias entre el larretismo y el sector que promueve a Patricia Bullrich en Capital. También en Buenos Aires, si no se presenta la figura unificadora de María Eugenia Vidal, la solución sería dos listas en la interna. En realidad, nada impide que haya competencia interna, sólo que ésta se daría -ya sin PASO- en una elección interna de cada partido, según establezca su carta orgánica. Dicho de paso, deberían modificarse todas las cartas orgánicas que hoy invocan las primarias abiertas, obligatorias y simultáneas. La inminente caída de las PASO les devuelve a los partidos su soberanía y deberá decidir cada uno si, por ejemplo, elige candidatos a través del voto de sus afiliados o le delega esa tarea a la convención partidaria. También habrá que ver si la inminente suspensión implicará también la inaplicabilidad de todas las disposiciones de la ley de la ley 26571. De ser así, podrán, por ejemplo, los candidatos presentarse en más de una categoría de cargos y de una agrupación política.

La ley de las PASO trajo aparejadas numerosas modificaciones en la ley orgánica de los partidos políticos y la ley de financiamiento, cuya aplicación debería quedar suspendida también. Es más, como están modificados los textos de estas leyes, deberían ahora modificarse nuevamente para poder suspender las PASO. Toda esta madeja hace que no alcance con un proyecto de ley express de pocos artículos disponiendo la suspensión y punto. La pasión reglamentarista del kirchnerismo hizo que las PASO reglamentaran minuciosamente cada aspecto de su funcionamiento, por lo cual suspender su aplicación trae ahora diversos problemas.

También está por verse si el oficialismo reunirá los dos tercios necesarios para sancionar una ley electoral. Nacidas de un intento por uniformar la actividad electoral partidaria, las PASO todavía pueden complicar bastante a los que ahora buscan suspenderlas de un día para el otro, seguramente como paso previo a su derogación definitiva.

Share