Por Carlos Tórtora.-

Tal vez por encontrarse en plena crisis interna, el massismo ocupa el centro de la atención periodística. Probablemente en esto influya decididamente la incógnita de qué ocurrirá en caso de quedar el Frente Renovador tercero en las PASO del 9 de agosto. Esto es, el importante caudal electoral que retiene el tigrense pasaría a ser el árbitro de la elección presidencial. Por supuesto que será difícil conducir esos votos en una u otra dirección. Por eso los encuestadores se dedican a calcular, con enormes diferencias entre ellos, en qué proporción se repartirían los votos del Frente Renovador entre el Frente para la Victoria y la alianza entre el PRO, la UCR y la Coalición Cívica. Tampoco se sabe si este vuelco de los votos massistas se daría sólo en caso de ballotage o ya en la primera vuelta del 25 de octubre. Esto último no hay que descartarlo, porque en el desnaturalizado sistema electoral argentino, las PASO quedaron desvirtuadas en su verdadero sentido. No son entendidas como competencias internas en cada fuerza política sino como una primera vuelta. Esto hace que la primera vuelta tenga, a su vez, perfiles de ballotage, es decir que la polarización, si se advierte en las PASO, se potencia en la primera vuelta.

Una nueva carta

Acorralado por la imposibilidad de negociar con el macrismo, y obviamente también con el kirchnerismo, Massa sigue adelante con su candidatura presidencial pero estudia a diario las variables que se presentan. El fin de semana pasado, una de las tantas usinas del peronismo bonaerense difundió que un grupo de intendentes renovadores presionaban a su jefe para que fuera candidato a gobernador con boleta corta, es decir, sin candidato a presidente. Se trataría de un proyecto altamente riesgoso, porque el Frente Renovador podría perder una enorme cantidad de votos, ya que es dudoso que masivamente haya un corte de boleta Massa-Scioli o Massa-Macri. El porcentaje de corte de boleta en Buenos Aires no supera históricamente el 5%. En medio de estas conjeturas, se abrió paso en las últimas horas una nueva alternativa: que Massa y De La Sota dejen sin efecto su alianza, para realizar una primaria común para sustituirla por otra alianza. En la misma, el gobernador cordobés sería candidato a presidente y Massa a gobernador. Para De La Sota, alcanzar tal vez el 15% en el país sería un éxito y el jefe de los renovadores, contando con una boleta presidencial, podría disputar la gobernación con más chances de ganar. Obviamente, esto implicaría un complicado desplazamiento de Francisco de Narváez, que se quedaría sin su candidatura a gobernador. Tal vez por esto ayer recrudecieron las versiones acerca de conversaciones del empresario con delegados de Macri.

Mientras el tiempo acorta los márgenes de maniobra, al Tigre no dejan de llegar versiones inquietantes. Por ejemplo, que los intendentes de Olavarría y San Martín, Helios Esseverri y Gabriel Katopodis, estarían preparándose para abandonar el Frente Renovador. En el caso de Katopodis, se trata de un dirigente del riñón de Massa.

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