Por Carlos Tórtora.-

Empieza en el massismo la discusión interna sobre si votar a Scioli o Macri.

Ayer los equipos de campaña de los principales candidatos presidenciales tuvieron acceso a nuevas encuestas que claramente marcan la tendencia hacia una segunda vuelta. Hugo Haime, un encuestador que no suele difundir sus trabajos y que es considerado bastante preciso, terminó una encuesta en la cual Daniel Scioli apenas alcanza el 40% y Mauricio Macri el 29% en el orden nacional, o sea, muy cerca éste de conseguir el pase a segunda vuelta. Pero lo más llamativo de esta encuesta se refiere a la provincia de Buenos Aires, donde María Eugenia Vidal aventaja a Aníbal Fernández por dos puntos, es decir, 36% a 34%. También evalúa Haime qué harían los votantes de Sergio Massa en caso de no poder votarlo: se inclinarían el 42% por Macri, el 19% por Scioli, el 9% por Stolbizer y el 6% por Adolfo Rodríguez Saá.

Otra encuestadora, Isonomía, se perfila muy cerca de Haime, con el 39,5% para Scioli, el 30% para Macri y el 18,8% para Massa.

Estos números, a los que se suman otros trabajos, aumentaron ayer la tensión en el bunker de Daniel Scioli, donde temen que su intempestiva decisión de no participar del debate de candidatos presidenciales se convierta en una bola de nieve en la opinión pública. Una especie de efecto Tucumán pero que caería directamente sobre la imagen del candidato oficialista.

En el circuito más reducido del establishment, en cambio, los puntos en contra que golpearon a Scioli provinieron de los paupérrimos anuncios de su futura política económica que hiciera cuarenta y ocho horas atrás. Es decir, un conjunto de ideas voluntaristas en las que se nota que sus asesores económicos más diestros -Miguel Bein y Mario Blejer- poco pudieron hacer para darles coherencia.

El massismo ya discute sobre el ballotage

Con el panorama del ballotage creciendo en el horizonte, en las filas de la tercera fuerza, UNA, van tomando forma las discusiones acerca de qué harían sus dirigentes -y los votantes que los sigan- en caso de que deban optar entre Scioli o Macri. La discusión está en pleno desarrollo y se sabe, por ejemplo, que el delasotismo mantiene abiertos sus puentes con Scioli. Más entreverada es la discusión en el seno mismo del massismo. Por ejemplo, la influyente Malena Galmarini motoriza decididamente la postura de que se debe apoyar a Macri contra viento y marea. Su argumento es que el jefe del PRO sólo conseguiría ser presidente por un período, lo que lo habilitaría a Massa a plantarse firmemente para las presidenciales del 2019. En cambio otros dirigentes, como los diputados nacionales Graciela Camaño (esposa de Luis Barrionuevo, que ya habló bien de Scioli) y Alberto Roberti, líder de los petroleros privados, se inclinan por una recomposición del PJ en torno al gobernador bonaerense, planteando como prioridad la teórica unidad del peronismo.

A todo esto, Massa parece no querer hablar del tema en las reuniones, porque su hiperactividad como candidato sólo le deja tiempo para tratar de aumentar su caudal electoral y mantener vivo el sueño de que aún puede desplazar a Macri del segundo lugar.

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