Por Guillermo Cherashny.-

En la Casa Rosada no esperaban otra carta de Cristina y los colaboradores del presidente dejaban trascender que Alberto se sentía empoderado; pero la nueva carta de Cristina quejándose de los medios sobre su silencio frente al acuerdo con el FMI, en realidad, les da la razón, porque dice que la responsabilidad es del presidente y de la oposición que tomó el crédito. Cuando dice que el pago del acuerdo impone un cepo a la inclusión social da a entender que no lo apoya y lo mismo ocurriría con quienes la siguen en el Senado y en Diputados, como ya ocurrió cuando Guzmán quiso aumentar las tarifas y el subsecretario Basualdo -que se reporta con la vicepresidente- no quiso hacerlo y tampoco renunció ante la exigencia del ministro de economía. Además, su afirmación de que la firma la tiene el presidente es relativa, porque en el gobierno hay mayoría de funcionarios/rias alineados con el Patria y La Cámpora, por lo cual, o bien el presidente no tiene funcionarios para ocupar los cargos de la administración, o bien el presidente recibe las exigencias del cristinismo y las acepta. Es más, su amiga Marcela Losardo, ministra de justicia, fue desplazada por Cristina, y a María Eugenia Bielsa la echaron por los mismos motivos.

Si bien el mensaje críptico de Cristina da para cualquier interpretación, lejos de empoderar al presidente lo debilita aún más, salvo que Alberto Fernández decida empoderarse de una buena vez como espera todo el país.

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