Por Carlos Tórtora.-

La decisión de María Eugenia Vidal de no desdoblar las elecciones bonaerenses tranquilizó en alguna medida a los sectores de la dirigencia pendientes de la candidatura a gobernador. De este modo, todos tienen más tiempo para preparar las fórmulas, lo que no quiere decir que el tema salga de agenda. Por ejemplo, el principal candidato peronista, Martín Insaurralde, sigue cauteloso sobre su postulación por temor a una contundente derrota ante Vidal. Pero la mayor novedad se registra en el campo del Peronismo Federal. Sergio Massa está tratando de sacarse de encima la presión de los nueve gobernadores de Alternativa Federal para que acepte la candidatura a gobernador. Lo que dejaría libre el camino a Juan Manuel Urtubey o tal vez a Roberto Lavagna, cuya candidatura no termina de tomar forma. Así es que el tigrense empezó a impulsar a uno de sus diputados provinciales, el pilarense Jorge D’Onofrio, para que asuma el rol de candidato a gobernador del Peronismo Federal. D’Onofrio tiene sus orígenes en Vicente López y estuvo cerca del cuñado de Massa, Sebastián Galmarini, que al no poder acceder a una senaduría terminó como director del Banco Provincia.

Un personaje con juego a dos bandas

Los problemas de D’Onofrio para proyectarse como candidato a gobernador son múltiples. Para empezar, fue electo diputado por la tercera sección, de la cual no proviene y con cuyos concejales no tiene mayor relación. La falta de gravitación política de D’Onofrio éste intenta compensarla con su capacidad de lobby. En efecto, su candidatura cuenta con el aval de una parte significativa del macrismo. Manuel Mosca, el presidente de la Cámara de Diputados, daría su apoyo económico y estaría interesado en ser uno de los patrocinadores de un candidato a gobernador de la oposición que es tan fácil de manipular. Mosca es el marido de Gladys González, la senadora nacional que viene de protagonizar diversos escándalos de corrupción. En definitiva, la candidatura de D’Onofrio sería una maniobra de distracción útil a Massa y al macrismo, al que le viene bien todo lo que sea dividir.

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