Por Carlos Tórtora.-

Esta semana Cristina Fernández de Kirchner presentó un escrito ante la Corte Suprema de Justicia para que los jueces definan la validez de sesiones vía teleconferencia. En un texto de 30 páginas justificó el planteo haciendo referencia al “marco excepcionalísimo del actual estado de emergencia desencadenado por la pandemia” y le solicitó al máximo tribunal que “despeje el estado de incertidumbre respecto a la validez legal de sesionar mediante medios virtuales o remotos”. El texto, elaborado por Graciana Peñafort y Esteban Lopardo, alude a la aplicación del artículo 30 del Reglamento de la Cámara de Senadores de la Nación, el cual indica que “los senadores constituyen Cámara en la sala de sus sesiones y para los objetos de su mandato, salvo en casos de gravedad institucional”. Y se preguntó si es constitucionalmente posible esa forma de sesión.

Tanto Luis Naidenof por la UCR como Humberto Schiavoni por el PRO rechazaron la postura de CFK con fundados argumentos. Por ejemplo, que no se puede invocar en las actuales circunstancias razones de gravedad institucional como lo hace la vicepresidenta y que le compete al Senado fijar su propio reglamento, es decir, cómo y cuándo sesionar. Los senadores radicales y macristas son partidarios de sesionar en forma presencial con los debidos recaudos, descartando el uso del sistema de teleconferencia.

Un elocuente silencio

En algunos despachos de la Corte Suprema se comenta que habría causado asombro entre los ministros de la misma la presentación de la vicepresidenta. Es de amplio conocimiento que la Corte, como cualquier tribunal, sólo puede pronunciarse oficialmente sobre los expedientes que tiene a su trámite y obviamente la forma de sesionar del Senado no es ninguno de ellos. En otras palabras, que no le corresponde a la Corte opinar sobre el tema, aun cuando mediare gravedad institucional, que no la hay.

El silencio del tribunal sobre la insólita petición de Cristina habla a las claras de cómo vería aquél la situación.

En el gobierno, el paso en falso de la vicepresidenta ya es objeto de comentarios, en algunos casos irónicos, y la paralización del Congreso preocupa en la medida que el albertismo estima que, en las presentes circunstancias, habría que descontar el respaldo legislativo al presidente.

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