Por Guillermo Cherashny.-

Los 7 u 8 ministros de economía que tiene este gobierno bautizaron la baja de la inflación con la posmoderna palabra desinflación, que se lee asiduamente en los comunicados del BCRA todos los meses. Pero el cambio de palabra no ha podido hasta ahora reducir ese flagelo que persigue a nuestro país hace decenas de años: en el primer año de gobierno fue del 40%, el segundo 24,7% y este 2018 tiene un piso de 25% y un techo desconocido  que demuestra un gran fracaso pero que en los economistas que siempre hacen lugar al optimismo abunda la explicación que la suba de este año es eliminando subsidios, lo cual para estos economistas es clave para justificar que estos meros sean iguales a los tiempos de los K. Pero para las elecciones de 2019 difícilmente el electorado lo entienda, ya que estará ante un escenario inflacionario y bajo crecimiento, es decir, estanflación, y no es lo prometió Macri. 

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