Por Alexis Di Capo.-

A cuatro meses de funcionar, el gabinete nacional todavía no muestra una división en facciones como las que suelen caracterizar a los gobiernos peronistas y, de un modo más atenuado, a los radicales. Sí se habla ya claramente de ministros de primera, como Alfonso Prat Gay y José Luis Aranguren, y de segunda, con escaso protagonismo. La irrupción inéditamente temprana del Jefe de Gabinete Marcos Peña como probable delfín de Macri para el 2019 fue sin duda el factor que empezó a cambiar las cosas y a mover la ecuación de poder interna. Así fue cómo, en un ambiente sesgado por la mesura de Mauricio Macri, empezaron a aflorar señales poco compatibles con la jerarquía que deben tener los principales funcionarios del gobierno. En un rápido paso por el país, el actual embajador ante los EEUU, Martín Lousteau, hizo una serie de declaraciones periodísticas acerca de cómo deberían encaminarse las relaciones bilaterales. Presente en la reunión de gabinete, Lousteau se quedó helado cuando Marcos Peña, amable pero imperativo, se dirigió a él para decirle que este gobierno tiene una forma -o sea un manual- para comunicarse con los medios y que ningún funcionario debe apartarse del mismo. Y a continuación, empezó a criticar una por una las declaraciones de Lousteau, explicándole a éste cómo las debería haber hecho. Más de uno de los presentes quedó atónito y otros se habrían empezado a imaginar qué es lo que se viene.

¿Hay en gestación un frente de contención de Peña? Por ahora no se ve, pero ciertos comentarios entre los ministros recordando las instrucciones que impartía Carlos Zannini hasta no hace mucho, no dejarían lugar a dudas: hay límites que en un gobierno republicano no se deben traspasar.

Siguiendo con las reuniones de gabinete, Prat Gay, criticado en voz baja por Carlos Melconian, presidente del Banco Nación, hasta hace poco era mirado con cierta desconfianza por el presidente. Esto cambió en los últimos días y con el inicio de los acuerdos con los holdouts. La expresión de Macri y su forma de dirigirse al ministro habrían cambiado favorablemente, esforzándose por demostrar que éste cuenta con toda su confianza.

Oscuros pasillos judiciales

Un costado oscuro del gabinete pasa por la incógnita de quién maneja los hilos de la relación con la justicia, en esta crítica instancia en la que están aflorando docenas de denuncias de corrupción sobre la década K. El ministro de justicia Germán Carlos Garavano no quiere -o no lo dejan- meter los dedos en el enchufe. Esto es conversar con los 12 jueces federales de Comodoro Py sobre el rumbo que seguirán las causas que involucran a CFK y su séquito. En cambio, el presidente de Boca Daniel Angelici empieza a soltarse y a armar su agenda de contactos. Algunos de sus allegados dicen que Angelici ha descubierto una nueva fuente de poder: convertirse en el regulador de los procesos al kirchnerismo gerenciando desde allí intereses políticos y económicos de importancia estratégica. Por ejemplo, el inefable Norberto Oyarbide estaría a punto de procesar a un cercano colaborador de Cristina Kirchner, lo que revolucionaría el ambiente. La ex presidente está citada para declarar el 13 del próximo mes en la causa de la venta de dólares a futuro. Justamente entonces, en medio de este incipiente despliegue de Angelici, habría aparecido en escena una espada mayor de tribunales, León Arslanián, pidiéndole a la ex presidente U$S 5 millones para ocuparse de su defensa. La interpretación que corre en Comodoro Py es que Arslanián ofrecería parte de esta cifra a cambio de que ciertos magistrados le aseguren ciertas cosas a la ex presidente. Más crudamente, lo que Arslanián intentaría comprar es simplemente tiempo, o sea, dormir la causa en busca de tiempos más propicios para un sobreseimiento o directamente una prescripción. Los analistas más maliciosos dicen que este “modelo Arslanián” podría ser aplicado en numerosos casos. Así, buena parte de las fortunas siderales acumuladas por el kirchnerismo a lo largo de 12 años de saqueo de las finanzas públicas se irían transfiriendo en parte hacia una densa trama de intermediarios judiciales. Angelici, rápido entre los rápidos, habría comprendido perfectamente lo que significaría ser el administrador de este singular mercado.

Share