Por Guillermo Cherashny.-

Hace un tiempo que el presidente demoraba el envío de un pliego para reemplazar a Alejandra Gils Carbó y corrían rumores de que Macri quería imponer a Inés Weinberg de Roca, una jurista de prestigio que conoció en un gimnasio de Avenida del Libertador junto a la primera dama, Juliana Awada, y a la que luego la promovió al tribunal supremo de la Capital, desechando los candidatos que provenían de Comodoro Py, que son los que conocen cómo funcionan todas las fiscalías del país.

Como siempre cuando el Gobierno quiere imponer un asunto y sabe que hay resistencia en el Congreso, actúa en forma indirecta y en este caso, en forma imprevista, el bloque senatorial de Cambiemos rompió un pacto y quiso imponer el pedido de desafuero de la ex presidente Cristina Fernández.

Es sabido que el senador Miguel Pichetto ha declarado reiteradamente que no procede el desafuero de un senador hasta que no exista una sentencia con autoridad de cosa juzgada, es decir, un fallo de la Corte Suprema, lo que provocaría el enojo de Pichetto, cosa que finalmente ocurrió: que dio un portazo y se fue de la reunión.

En el pensamiento de Macri, la idea es negociar con el senador rionegrino diciéndole que retirarían el pedido de desafuero si el bloque peronista del senado aceptaba nombrar a Inés Weinberg como procuradora general, ya que necesita 2/3 de los votos para ser aprobada. Pero el presidente se equivocó, ya que, según nuestras fuentes, no sólo no se hará lugar al pedido de desafuero sino que tampoco se aceptará el pliego de la jurista, que quiere el presidente por una razón muy obvia cual es ser amiga del matrimonio presidencial, es decir, tener su propia «Gils Carbó».

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