Por Carlos Tórtora.-

No deja de llamar la atención que el más fervoroso candidato oficialista sea Miguel Ángel Pichetto, que batalla en los medios más que cualquier dirigente del PRO. Es más, el incansable senador se esfuerza por polarizar con el Frente de Todos, confrontando en temas espinosos como los piqueteros o el hambre. En la recomposición de fuerzas que se da en un oficialismo en retirada, Pichetto junto a Rogelio Frigerio y Emilio Monzó, lucha en desventaja contra los delegados de Marcos Peña para gerenciar la campaña, esto es Guillermo Dietrich, Sergio Bergman y Héctor Toty Flores. Los macristas puros no dejan que el pichettismo tome posiciones y aparentemente tampoco les permitirían a los peronistas meter mano en la caja de la campaña, por cierto generosa, ya que se trata de una apuesta final para retener el poder.

Pero Pichetto hace oídos sordos a los cuestionamientos que le hacen en el entorno de Macri y sigue construyendo su perfil mediático.

La explicación a este entusiasmo estaría en la estrategia poselectoral del senador rionegrino. Éste apostaría alto. Tras haber saltado del Peronismo Federal a las filas del macrismo, se prepararía ahora para encabezar la oposición a Alberto Fernández. Haría realidad, si lo logra, aquello de que el peronismo es oficialismo y oposición. Para alcanzar su objetivo contaría con un bloque de media docena de senadores nacionales y una veintena de diputados nacionales. En sus cálculos, si pierde la Capital Horacio Rodríguez Larreta, Juntos por el Cambio se fracturaría, los radicales darían el portazo y habría un escenario de dura interna entre Larreta, María Eugenia Vidal, Jorge Macri y algunos otros que aspiren a quedarse con la conducción del aparato macrista.

Todos peronistas

Ser jefe de la oposición significaría algo más que honores para Pichetto. Como es sabido, a la oposición le corresponde conducir una serie de organismos de control, como la Auditoría General de la Nación y la Defensoría del Pueblo. Se dice que Alberto Fernández también le entregaría la Oficina Anticorrupción a la oposición. Por otra parte, una oposición peronista a un gobierno peronista sería ciertamente más manejable para Alberto que una oposición radical o macrista. Así es que, con el más clásico estilo justicialista, Pichetto empieza a convocar a todos los que el albertismo deje fuera de los cargos para negociar con el nuevo gobierno desde la vereda de enfrente.

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