Por Carlos Tórtora.-

Hasta ayer a la noche, el interventor del PJ nacional Luis Barrionuevo no había apelado el fallo de la Cámara Nacional Electoral que lo destituyó, restituyendo al anterior Consejo Nacional liderado por José Luis Gioja. Todo indicaba que el jefe de los gastronómicos consideraría inviable todo intento de revertir la situación, al punto que su personal abandonó las oficinas del PJ ni bien se conoció el fallo de cámara y cuando llegaron los representantes de Gioja la sede partidaria estaba abierta y vacía.

A todo esto, el retorno de Gioja al timón partidario lo fortalece y algunos gobernadores críticos de CFK, como el entrerriano Gustavo Bordet y el chaqueño Domingo Peppo temerían que ahora sea el cristinismo el que empiece a usar la herramienta de las intervenciones en ciertos distritos aprovechando las irregularidades existentes.

En otras palabras, que el kirchnerismo podría intentar disciplinar a los esquivos gobernadores poniéndolos entre el palo y la zanahoria. Es decir, ofreciéndoles el acercamiento a Unidad Ciudadana y, si no acceden, intervenir el PJ local.

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