Menos del 45 por ciento del total de los jefes comunales del PJ, zafaron de pelear la interna con algún ultraK. En la foto: CFK con los intendentes autodenominados «oktubres». Muchos de ellos no tendrán internas del FpV.

Las elecciones 2015 van a significar un verdadero cambio de época para la estructura peronista de Buenos Aires.

No sólo el ámbito parlamentario mostrará una renovación generacional, sino que serán las intendencias las que mostraran una nueva etapa en el viejo armado justicialista.

Los jefes comunales del conurbano, acostumbrados al poder absoluto en los armados electorales, deberán soportar esta vez la compañía de contrincantes internos.

Nuevo Encuentro, Kolina, y mayoritariamente La Cámpora, son las líneas internas que avanzan sin pausa sobre el territorio.

Pero existen sin embargo, varias excepciones. Intendentes que buscan la reelección y lograron zafar de la interna «obligada» por el kirchnerismo más duro.

De hecho, hay casos que se registraron a última hora, como sucedió en Lomas de Zamora, donde el intendente, Martín Insaurralde, logró que bajaran la lista del funcionario sciolista, Juan María Viñales.

En el Gran Buenos Aires, en la zona norte que corresponde a la primera sección, sobre un total de 13 intendencias oficialistas, solo cinco lograron evitar oponentes internos.

Es el caso de Juan Carlos Caló, jefe comunal de Las Heras; de Juan Pablo Angehileri en General Rodríguez; de Santiago Maggiotti de Navarro; Juan Delfino de Suipacha, y Hugo Curto de Tres de Febrero.

En algunos casos, como Maggiotti y Delfino, se trata de los jefes comunales del grupo Oktubres, que responden al ministro de Infraestructura, Julio De Vido. En otros, como el de Curto, se trata de uno de los pocos “caudillos” que logró acordar con la Cámpora, el reparto en el territorio.

En la otra porción del conurbano, en la tercera sección, sobre un total de 18 oficialistas, sólo cinco podrán jugar sin sombras.

Los beneficiados, son Jorge Ferraresi, de Avellaneda; Patricio Mussi de Berazategui; Gustavo Sobrero de Lobos y Alejandro Granados de Ezeiza.

Los casos son muy específicos, ya que Granados, además de ser un armador electoral, se aseguró no tener contrincantes posibles, y Mussi al abandonar su candidatura a la gobernación, se aseguró el camino despejado para la reelección.

En el interior el número sigue siendo bajo, en regiones como la cuarta sección electoral, donde de 12 intendencias, sólo la mitad (seis) no presentan contrincantes del FpV.

Es el caso de Carlos Casares, con Walter Torchio. De Carlos Tejedor, con María Gianni. Chivilcoy con Darío Speranza. General Arenales, con José María Medina, y General Pintos con Alexis Guerrera. A la lista se suma Chacabuco, donde se acordó un enroque entre el diputado provincial, Darío Golía, y el actual mandatario, Mauricio Barrientos.

En la quinta sección, de 17 intendentes oficialistas, diez podrán competir sin rivales del mismo frente. Es el caso de José Echeverría de Balcarce José Echeverría. Francisco Echarren de Castelli. Jorge Eijo de Gral Belgrano. Cristian Popovich de Gral Madariaga. Juan Carlos Veramendi de General Paz. Gustavo Pulti de Mar del Plata. Marcelo Racciatti de Lezama. Jorge Paredi de Mar Chiquita. Gustavo Walker de Pila, y Héctor Olivera de Tordillo.

Y en la sexta, sobre once serán ocho los que puedan competir sin rivales internos.

Los casos son, General Lamadrid, con Juan Carlos Pellita. Guaminí con Néstor Álvarez. Laprida con Alfredo Fisher. Monte Hermoso con Marcos Fernández. Patagones con Ricardo Curetti. Tornquist con Gustavo Trankels. Villarino con Patricia Cobello. Y Tres Lomas con Roberto Álvarez.

En la séptima, centro de la provincia, sobre cinco intendencias oficialistas, solo Juan Carlos “chinchu” Gasparini, de Roque Pérez, logró jugar solo.

En la octava, que corresponde solo a la capital, La Plata, el jefe comunal, Pablo Bruera, deberá litigar con la ultraK, Florencia Saintout.

Y en la segunda, con cinco intendencias del FpV, se habilitaron internas en todos los distritos.

Es decir, que sobre un universo de 87 intendencias del FpV(sin contar los vecinalismos que eventualmente pueden jugar de aliados), sólo 35 jugará sin contendientes internos.

Una cifra que marca el recorte de poder que comenzaron a sufrir los jefes comunales, desde el comienzo de la etapa “cristinista”.

Igual imagen irradia la legislatura bonaerense, donde el poder territorial no se vio reflejado en las nóminas parlamentarias. (Letra P)

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