Por Guillermo Cherashny.-

Después de las inundaciones en Buenos Aires, Mauricio Macri les dijo a sus seguidores que esperaba llegar a menos de 4 puntos de Daniel Scioli en octubre próximo. Y antes del cierre de listas para las PASO, Jaime Durán Barba en Mar del Plata le dijo a toda la dirigencia que Macri alcanzaría el 33% y Scioli 28% y entonces el optimismo cundió en las filas del PRO. Pero al registrarse los 8,5 puntos de diferencia, Macri y Durán Barba decidieron instalar una campaña agresiva, aprovechando que Scioli se fue de viaje a Italia en medio de las inundaciones y entonces pisaron el acelerador. Enviaron a María Eugenia Vidal a mostrase con botas en las zonas inundadas, lo que motivó el regreso del gobernador, que asumió una personalidad que no se le conocía. Se mostró muy molesto y agresivo, quizás reconociendo sus errores pero pasando a la ofensiva y denunciando la «campaña sucia» en las redes sociales, en las cuales le dijeron muchas verdades e igual proporción de mentiras. Y si bien el kirchnercristinismo se cansó de hacer operaciones sucias, nunca Scioli recurrió a esa política, por lo cual denunció los trolls de Twitter y le colgó a Macri el cartel de “macridevaluador”, calificativo que Macri quiso cambiar en su discurso después del triunfo de Horacio Rodríguez Larreta, reivindicando la Asignación Universal por Hijo y la gestión de la ANSES y Aerolíneas Argentinas para contrarrestar el miedo que quieren imponerle en la campaña.

Réplicas y contrarréplicas

Pero después de la ventaja obtenida por Scioli, Macri se olvidó de todo y se decidió a instalar el miedo a un posible triunfo de Aníbal Fernández y al incremento del narcotráfico. Y también generar temores de que Carlos Zannini está preparado para defenestrar a Scioli en caso de que gane. Pero la respuesta de Scioli no se hizo esperar y después Cristina salió con todo y no sólo le tiró la devaluación del ajuste por la cabeza sino también desde las cloacas de Morón hasta las obras publicas de su familia y todas las calamidades de la tierra. Y Macri le replicó con buen tino con el asesinato del militante radical Ariel Velázquez en Jujuy. Sin embargo es difícil que estas agresiones recíprocas capten muchos votos.

Por su parte, Sergio Massa está muy critico del gobierno, con propuestas demagógicas pero bastante efectistas, lo que indicaría que los votos de UNA no se licuarán fácilmente. Por lo cual sólo hay polarización de agravios pero no de votos.

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